SOCIEDAD

La nanotecnología, una novedosa herramienta para combatir el cáncer

Científicos de Estados Unidos crearon nanopartículas que pueden matar las células cancerígenas de roedores. En dos años se podrá experimentar en humanos.

Por Ester Riu*
Desde Boston


Un grupo de investigadores de Estados Unidos ha creado unas nanopartículas que, una vez inyectadas en un tumor maligno, pueden matar las células cancerígenas y dejar intactas las sanas. Por ahora el experimento sólo se ha realizado con ratones modificados genéticamente para expresar un tipo de cáncer, pero los resultados obtenidos han sido tan claros que sus autores confían en poder reproducirlos en humanos, dentro de dos años. De ser así, estas nanopartículas se convertirían en una especie de caballo de Troya que destruiría selectivamente células cancerígenas.

El equipo, liderado por el doctor Omid C. Farokhzad, profesor de Medicina de la Universidad de Harvard y del Brigham and Women’s Hospital de Boston, llevó a cabo estos experimentos con ratones genéticamente modificados para que presentaran un cáncer de próstata como el de los humanos. El grupo de ratones al que se le inyectaron nanopartículas que contenían dosis letales de quimioterapia (del fármaco docetaxel) vio cómo el tumor desaparecía por completo o se reducía significativamente. Los animales del grupo que no recibió esta inyección acabaron muriendo o con un tumor visiblemente más grande. Los resultados del estudio aparecieron el pasado mes de abril en Proceedings of the National Academy of Sciences.

“Estas partículas están especialmente diseñadas para que se disuelvan dentro de las células cancerígenas y liberen el fármaco todo de una vez o bien de manera prolongada en el tiempo, según convenga”, explicó a este diario Farokhzad. Para que dichas partículas no actúen en zonas indeseadas, se acompañaron de moléculas llamadas aptameros (pequeños fragmentos de ADN) para que reconocieran la superficie de las células cancerígenas y se adhirieran a ellas. Además, las minúsculas partículas contienen unas moléculas especiales que hacen que no sean rechazadas por las células que vigilan que no entren cuerpos extraños en el organismo.

Las partículas creadas por Farokhzad junto con otros investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) miden unos 150 nanómetros (un nanómetro equivale a la milmillonésima parte de un metro). “Unos mil nanómetros juntos tendrían el mismo ancho que un pelo humano”, explica.

La tecnología usada es muy amplia y no sólo está diseñada para combatir el cáncer de próstata. “Las partículas se pueden cargar con cualquier tipo de fármaco y su superficie se puede modificar de forma que sea eficaz en otras enfermedades”, añade.

Las nanopartículas, además, también podrían reducir o eliminar los molestos efectos secundarios de la quimioterapia, como la caída de pelo y las náuseas. “En los ratones observamos que estas partículas fueron mucho menos tóxicas que la quimioterapia tradicional y esperamos que esto también sea así con los humanos”, apunta Farokhzad.

La nanotecnología ha levantado recelos en ciertos sectores por su potencial toxicidad. Por ello, en esta investigación se utilizaron materiales aprobados por la FDA (la agencia estadounidense que autoriza los alimentos y los medicamentos) para asegurarse de que fueran seguros y no perjudiciales para la salud.

De confirmarse estos resultados en humanos, se habrá resuelto uno de los principales problemas con los que se había encontrado la aplicación de la nanotecnología en medicina hasta ahora: conseguir que las nanopartículas reconozcan sus células de destino y no dañen las células defensivas del organismo.

Otra técnica, también desarrollada en el MIT, podría ayudar a detectar tumores cancerígenos durante las primeras etapas de su crecimiento. Esta novedosa metodología también utiliza la nanomedicina y permite que un grupo de nanopartículas se agrupen dentro de estos tumores y creen unaseñal magnética suficiente para que una resonancia magnética las pueda detectar. En este caso se inyectan nanopartículas hechas de óxido de hierro en la sangre y se deja que penetren en los tumores. Una vez dentro, las partículas están diseñadas para que se agrupen y todas juntas desprendan una señal magnética más potente. “Esta técnica nos permitiría detectar de forma no invasiva la zona donde las células cancerígenas se multiplican más rápidamente”, explica Sangeeta N. Bhatia, profesora de Harvard y del MIT.

La técnica descripta en el estudio, que se publica en la edición de mayo de Angewandte Chemie International Edition, está en fase de ser probada en animales y por el momento se centrará en la detección del cáncer de mama. Sin embargo, Bhatia señala que se podría aplicar en distintos tipos de cáncer y que también podría ayudar a entender mejor por qué una masa corporal benigna se convierte en un tumor cancerígeno.


* De El País de Madrid. Especial para Página/12

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