En los últimos tiempos, el Hospital Neuropsiquiátrico Alejandro Korn de la localidad de Melchor Romero fue noticia, después de la crisis de 2001, debido a las dietas obligadas de sus pacientes por falta de alimento y su consecuente descenso de peso, así como también por la intoxicación a fines de enero de este año que sufrieron más de 80 enfermos crónicos después de haber comido pollo. Después de esos episodios, en el hospital fue remodelada en forma integral la cocina, que alimentará a los pacientes del lugar y otras instituciones.

La recorrida por las nuevas instalaciones comenzó con la muestra de los nuevos módulos de trabajo, el área de preelaboración de verduras, manejo de carnes y el almacén de lácteos. “La cocina vieja está hecha a nuevo, y abastece a este nosocomio como también al Hospital Ramos Mejía, José Ingenieros y el Olmos. Desde aquí se preparan más de 1700 raciones de comida diaria”, comentó la nutricionista del hospital, Rosana Martin a Página/12. Cada ración son cuatro comidas “para los 1300 internos, más alrededor de 300 de otras instituciones”, señaló. Martin se encarga de controlar todas las raciones y recibe asistencia de una nutricionista del Ministerio y otra de la concesionaria de alimentos.

En el hospital de Melchor Romero, las obras comenzaron en marzo del año pasado “pero hay parte de la obra sin entregar”. Hasta ahora la empresa concesionaria SI-AL SA de alimentos “cumple con los pliegos. La misma comenzó a operar el 1º de abril de este año”, indicó Martin.

La especialista enfatizó que “ahora se trabaja en un área en condiciones”. Actualmente cuentan con “cuatro cámaras para almacenar, cuando antes había una. También hay más personal, trabajan 90 personas, hay calidad y control de la materia prima, mucha cantidad de mercadería y buena”. Respecto de la cocina anterior señaló que “no tiene descripción: no tenía vidrios y el cielo raso no estaba en condiciones. Yo pedí varias veces que la clausuraran porque estaba muy deteriorada”, recordó.

“Todo este plan de obras comenzó hace tres años con los baños y la sala de esterilización”, comentó a este diario Carlos Arens, director general de Administración del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires. Por su parte, el secretario de Atención a la Salud de la provincia, Carlos Sanguineti, explicó que en estas obras se utilizó “un millón seiscientos mil pesos”. Las refacciones se efectuaron “porque las condiciones de la cocina anterior no eran las adecuadas”. Queda pendiente “el trabajo en el área de ventilación y detalles de las oficinas de los pabellones desde donde se distribuye el alimento a los internos”.