Lunes, 29 de mayo de 2006 | Hoy
En Yogyakarta, la búsqueda de sobrevivientes continúa. Hasta ayer ya sumaban 4611 muertos. Médicos y hospitales no dan abasto.
Con el paso del tiempo, la cantidad de muertos como consecuencia del sismo que afectó la isla de Java, en el centro de Indonesia, aumentaron. Las últimas cifras brindadas por organismos oficiales hablaban de más de 4600 víctimas fatales. Mientras los esfuerzos de los rescatistas se volcaban a la búsqueda de sobrevivientes atrapados entre los escombros de construcciones desmoronadas, el gobierno indonesio solicitaba ayuda a la comunidad internacional.
El paisaje del sur de la gran ciudad universitaria de Yogyakarta, donde se registró el epicentro del temblor de 6,2 grados en la escala de Richter, se había poblado de escombros. “Evacuar a las víctimas todavía atrapadas” era la prioridad de las autoridades, según señaló un funcionario provincial. Las últimas cifras oficiales indicaban 4611 muertos y unos 20 mil heridos, aunque los números pueden seguir creciendo a medida que se remuevan los edificios destruidos.
Los miles de heridos provocaron el colapso de los hospitales. Ni los insumos ni los médicos, ni las salas fueron suficientes para atender a todos. “Hay tres hospitales en Bantul y cinco en Yogyakarta, y todos están desbordados y sin posibilidades de atender la menor herida”, indicó John Budd, vocero de Unicef, a la agencia AFP.
El organismo internacional estimaba en más de 4 mil los hogares destruidos y en 200 mil los desplazados, de los que el 40 por ciento son niños, y un 15 por ciento de ellos son menores de cinco años. Los más pequeños también resaltan en los datos sobre heridos: del total de 20 mil, entre 30 y 40 por ciento son chicos que sufren traumatismos craneales o fracturas de brazos o piernas.
Los que sobrevivieron al derrumbe de sus casas se ubicaron en miles de carpas de plástico en zonas de refugio preparadas en calles, arrozales y patios por miedo a nuevos temblores. Lo que el temor presagiaba se hizo realidad en las más de 470 réplicas del temblor que se produjeron después del movimiento más intenso; la más fuerte fue de 5,2 grados apenas dos horas luego del primero. Además, en la misma región, ayer se produjeron dos nuevos terremotos de más de 6 grados en la escala de Richter en las islas de Papúa Nueva Guinea y Tonga, aunque no causaron víctimas ni daños materiales.
Indonesia, un archipiélago de más de 1700 islas, está ubicada en el denominado “cinturón de fuego” del océano Pacífico, el punto de encuentro de las placas continentales, lo que origina una alta actividad sísmica y volcánica. Allí se produjo el tsunami del 26 de diciembre de 2004, que causó unos 168 mil muertos en Indonesia y fue la consecuencia de un sismo de 9 grados en la escala Richter.
En tumbas sencillas hechas con la velocidad que impone la tragedia y ceremonias con la lectura de versículos del Corán, muchas personas empezaban a sepultar los cuerpos de sus familiares. No todos podían cumplir con el rito. “Estamos resignados a haberlo perdido. Nuestra única esperanza era poder encontrar su cuerpo para enterrarlo como se debe”, decía Yuni, una mujer de 40 años, que buscaba a uno de sus familiares entre las piedras de una de las muchas casas destruidas.
La región permanecía ayer sin electricidad y el gobierno buscaba reparar la pista del aeropuerto local para poder recibir por esa vía la asistencia internacional. “El ministerio indonesio de Relaciones Exteriores pidió a sus representantes en el extranjero que movilicen la asistencia humanitaria para ayudar a las víctimas”, señaló la cancillería.
Entre otros países, comenzaron a enviar donaciones China, Estados Unidos, Pakistán, Canadá, Gran Bretaña, Australia, España, Francia, Arabia Saudita, Kuwait, Holanda, Corea del Sur, Filipinas, la Comisión Europea y países del sudeste asiático. Por su parte, Malasia, Singapur, Turquía y Noruega enviaron equipos médicos especializados en emergencias. Los pedidos de las autoridades están orientados a conseguir principalmente carpas, alimentos y médicos, sobre todo cirujanos, que no daban abasto para atender a los heridos.En la misma región, se espera que entre en erupción el volcán Merapi, que con sus 2900 metros de altitud en las últimas semanas empezó a escupir nubes de gases y lava. Con esa previsión, ya había equipos de rescate de la ONU ya entrenados en el tsunami de 2004.
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