Jueves, 14 de junio de 2007 | Hoy
Chicos de la Villa 31 y de Palermo, sin experiencia como espectadores, vieron la película de animación antes del estreno y participaron de un debate con el director Juan José Campanella.
Los murmullos, los gritos repentinos y las carcajadas se fueron silenciando a medida que las luces de la sala se apagaban. Las voces infantiles y las lámparas desaparecieron en la oscuridad con el mismo ritmo paulatino. Pese a ser chicos de primaria y adolescentes, el silencio y la atención con la que los alumnos de dos escuelas públicas porteñas miraron ayer el preestreno de la película Shrek 3 fue mucho mayor del que hubiera prestado cualquier otro público. Es que muchos de ellos iban por primera vez en su vida al cine. Fue ayer, en el marco de una actividad organizada por el Ministerio de Educación, que tuvo lugar en un complejo de cines de Palermo.
Llegaron puntuales los noventa chicos de la escuela primaria para adolescentes número 10 de Retiro y de la primaria General Las Heras de Palermo al complejo ubicado en Bulnes y Beruti. Los primeros, en su mayoría, son habitantes de la Villa 31. Los de Palermo también pertenecen a familias con dificultades económicas, con pocas posibilidades de acceder a una sala de cine. Todos tenían el privilegio de estar entre los primeros espectadores del film en el país, ya que la película se estrena hoy.
Con el entusiasmo pintado en la cara, entraron en la sala y, después de algunos tironeos para ver quién se sentaba con quién, se acomodaron en las butacas. Desde allí, los más avezados como espectadores de cine les explicaban a los debutantes las características del lugar, entre las que la pantalla gigante fue la vedette. “Es enorme, increíble. La pantalla fue lo que más me sorprendió. Al principio, cuando se apagaron las luces me dio un poco de miedo, como que podía pasar algo. Pero cuando empezó la peli se me pasó y me regustó”, contó después Analisa Oviedo, del Las Heras, cuando la aventura del ogro verde ya había terminado.
Durante la película, lo único que rompía el silencio eran las risas de los chicos ante las ocurrencias de Shrek, su esposa Fiona y el resto de los personajes del film. Eso duró sólo hasta que las luces se encendieron. Soledad Vargas, una de las más pequeñas del contingente, hablaba despacito, con timidez: “Me gustó todo, el sonido estaba buenísimo y la iluminación de la pantalla también. Yo una vez había visto una película en una pantalla grande, creo que era un plasma, pero nada que ver con esto”.
Cuando terminaron de pasar los títulos, el director de cine Juan José Campanella, invitado por los organizadores, se paró delante de la primera fila de butacas y comenzó a charlar con los chicos. Pronunció algunas palabras más y abrió el espacio para que los chicos preguntaran: “Bueno, ahora si alguno quiere preguntar algo...”, invitó.
“¿Es muy difícil ser director?”, rompió el hielo un chico, colorado de vergüenza, después de unos minutos de silencio. La respuesta del director de El hijo de la novia arrancó varias sonrisas. Pero lo importante fue que esa primera pregunta animó a sus compañeros a decir en voz alta las dudas que se les presentaban. “¿Cuanta plata sale hacer una película como Shrek 3?”, “¿Cómo se hacen este tipo de películas” y “¿Qué te llevó a dedicarte a la dirección?” fueron algunos de los requerimientos de los alumnos a Campanella, que no esquivó ningún interrogante.
Mientras los chicos charlaban con Campanella, entró en la sala el ministro de Educación, Daniel Filmus, y se quedó a un costadito. “El objetivo principal de esta actividad es acercarles el cine a estos chicos, porque uno piensa que todos van, pero acá está demostrado que son muchos los que no pueden”, afirmó luego el ministro, sobre el final de la actividad, que fue organizada por el programa Escuela y Medios.
Informe: Eugenio Martínez Ruhl.
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