Domingo, 25 de noviembre de 2007 | Hoy
SOCIEDAD › UN AÑO DESPUES DEL CRIMEN DE RIO CUARTO, SOLO EXISTEN LAS DUDAS
Hace exactamente un año, Nora Dalmasso era asesinada en su casa de un barrio privado cordobés. El caso ganó el interés público, despertó morbos de todo tipo y hubo muchas hipótesis que nunca se comprobaron. Aquí, un repaso de qué quedó de la investigación.
Por Raúl Kollmann
Hay pruebas, pero son contradictorias entre sí. Las pericias genéticas parecen (sólo parecen) decir una cosa, pero no hay forma de comprobar las conclusiones con los hechos concretos. El móvil del crimen no queda del todo claro, porque el fiscal habla de abuso sexual, o sea violación, pero de hecho sugiere que podía haber una relación incestuosa de Nora Dalmasso con su hijo Facundo. El pintor Gastón Zárate sigue también en la mira de la fiscalía, porque existen numerosas pruebas en su contra. Sin embargo, el escándalo que se produjo cuando lo detuvieron fue tan grande que no se animan a apresarlo otra vez hasta que no haya alguna evidencia definitiva. Pese a que el fiscal Javier Di Santo le dijo a Página/12 que la pesquisa sigue avanzando, lo concreto es que a un año del asesinato de Nora Dalmasso no hay nadie preso y las expectativas están puestas en un estudio de ADN que está haciendo el FBI. El domingo, el conocido diario norteamericano, The Washington Post ubicó como principal título de tapa la siguiente afirmación: Graves agujeros negros en las pericias del FBI. No sólo se refería a errores gravísimos que han llevado a la cárcel a decenas de inocentes en Estados Unidos sino a demoras inexplicables. En el caso Dalmasso llevan once meses sin responder.
Estos son los grandes interrogantes que hoy se plantean respecto del asesinato de Río Cuarto.
¿Cuánto hay de sólido
en la acusación contra Facundo, el hijo de Nora Dalmasso?
Poco. El fiscal Di Santo insistió ante este diario que tiene una prueba objetiva. En el instituto cordobés Ceprocor se analizaron muestras de isopados vaginales que provienen de Nora Dalmasso y que se pensaron que eran de semen; una parte del cinturón de la bata que tenía puesta la víctima y una parte de la sábana sobre la cual apareció el cuerpo de Norita. La conclusión fue que allí hay rastros de un varón del linaje Macarrón. Como el esposo de Dalmasso, Marcelo Macarrón estaba en Punta del Este, el abuelo dormía en su propia casa y tiene testigos, el fiscal terminó imputándole a Facundo el homicidio, con abuso sexual, y en grado de sospecha leve. La defensa del joven, que está dirigida por el abogado Marcelo Brito, sostiene que o bien están contaminadas las muestras o el perfil genético pertenece a Marcelo Macarrón, que mantuvo una relación sexual con su esposa antes de irse al balneario uruguayo. El fiscal, por su parte, asegura que las sábanas habían sido cambiadas y que en la vagina de la víctima no pueden haber quedado rastros de una relación ocurrida cuatro días antes.
¿Entonces Facundo es
el principal imputado?
No. Es que el fiscal no encontró ni una evidencia de que Facundo haya estado en Río Cuarto aquella noche. “Es cierto, no tengo pruebas de su presencia en el lugar del homicidio, pero tampoco tengo evidencias de que no haya estado. El dice que dormía en su departamento de Córdoba. Su celular estuvo apagado durante las diez horas en las que afirma que descansaba. Pero esas diez horas me quedan como un espacio en el que no sabemos si estuvo durmiendo o viajó a Río Cuarto. Algunas contradicciones se plantean”, afirma el fiscal Di Santo. Lo cierto es que si el funcionario tuviera el testimonio de alguien que vio al joven en Río Cuarto, alguien que lo haya visto en su auto en la ruta o cualquier mínima evidencia, ya lo hubiera acusado con mucha mayor dureza. Hay otro elemento que juega fuertemente en contra de esta hipótesis. Tampoco hay testimonios ni pruebas de ninguna naturaleza respecto de enfrentamientos entre la madre y el hijo o, lo contrario, una relación incestuosa. No existen antecedentes que sirvan de base a la acusación contra Facundo.
¿Qué ocurre con las
pericias psiquiátricas?
El fiscal Di Santo sostiene que en la pericia psiquiátrica realizada a Facundo hay puntos que podrían sustentar la hipótesis de que mató a Nora Dalmasso. La realidad es que, aunque señala problemas de personalidad del hijo de Nora Dalmasso, no lo evalúa como un joven de características violentas ni un psicópata ni un perverso. Está claro que la pericia no fue desfavorable para Facundo por cuanto la psiquiatra de parte, Liliana Licitra, también puso su firma al final del estudio, algo que no hubiera hecho si las conclusiones fueran contrarias a quien ella representa, la defensa de Facundo. Licitra igualmente presentó algunas aclaraciones y ampliaciones, pero que no contradicen la conclusión a la que arribó junto al perito oficial, Pablo Duje. El fiscal también maneja ahora la llamada autopsia psiquiátrica de Nora Dalmasso. Más allá de las conclusiones, uno de los mayores referentes de la Argentina en materia de psiquiatría forense, Mariano Castex, titular de la cátedra de la UBA, sostuvo ante Página/12 que las cosas se hacen al revés: “Tiene que haber mucha prueba en contra de una persona y recién después las pericias psiquiátricas pueden agregar elementos. No pueden ser usadas las pericias psiquiátricas como las pruebas que sostengan una acusación. No es serio. Sucede que se puede interpretar un desorden psiquiátrico para varios lados y entonces un problema de personalidad podría producir un efecto, pero también podría no producirlo. Por lo tanto, insisto, no puede ser una prueba que se constituya en eje de una acusación. Tiene que haber muchas otras. En el caso concreto del joven, deben probar que ese chico estuvo en la escena del crimen y después, recién después, habrá que ver las cosas a la luz de las pericias psiquiátricas. De lo contrario, lo que se hace es usar la psiquiatría para condenar.”
¿Qué sucede con el
pintor Gastón Zárate?
Sigue en carácter de imputado por homicidio y violación. Sin embargo, tanto el juez de Control como la Cámara le han dicho al fiscal Di Santo que tiene que encontrar alguna prueba en el terreno de la genética que afirme las numerosas evidencias que existen contra Zárate. Cuando Di Santo ordenó la detención del pintor se produjo una verdadera conmoción. Es que en el caso Dalmasso se venía insistiendo en que el asesino fue un amante, seguramente poderoso y político y, de golpe, se produjo la detención de un humilde pintor. La conclusión de una franja de la población de Río Cuarto fue que se estaba apresando a un perejil, lo que disparó una marcha conocida como “El perejilazo”. Lo cierto es que las evidencias demostraron que varias de las afirmaciones iniciales, hechas incluso por el propio fiscal, resultaron desmentidas por las pruebas. Nora Dalmasso no tenía varios amantes como se le adjudicaron, sino uno solo, el contador Guillermo Albarracín. No hubo sexo consentido, sino una violación. Eso es lo que concluyó el fiscal, y la prueba está en que imputó, tanto a Facundo como a Zárate, por homicidio y abuso sexual, el término con el que se designa la violación en el Código Penal. Un análisis del criminalista Raúl Torre y el médico forense Osvaldo Raffo, incorporado a la causa por la defensa de Facundo, ratificó el diagnóstico de la violación, incluyendo golpes, secuelas en la zona vaginal y una mordedura.
¿Quién está más comprometido en la imputación?
¿Facundo o el pintor Gastón Zárate?
Formalmente, un poco más este último, porque la sospecha sobre Facundo es “leve”. Las evidencias contra Zárate son las siguientes:
- Según declaró el amigo del pintor Carlos Curiotti, Zárate le contó que esa noche se fue al Villa Golf, trepó por un árbol hasta el balcón de la casa, la encontró a Nora acostada leyendo y la violó. La versión resultó coherente con dos datos de la escena del crimen que nadie conocía en ese momento: que los anteojos de Norita estaban tirados en el piso, al igual que un cuaderno que aparentemente estaba leyendo.
- La novia de Zárate declaró que el pintor andaba con un celular nuevo después de la muerte de Norita. Zárate nunca pudo explicar de dónde lo obtuvo y hay fuertes indicios de que se trataba de un Sony Erik-sson, uno de los dos celulares que fueron robados de la casa de Macarrón-Dalmasso. Es más, el fiscal constató que Zárate mintió respecto de ese celular.
- La novia y los padres de la novia declararon que vieron a Zárate tirar un chip al inodoro. El pintor nunca pudo explicar de dónde salió ese chip.
- Zárate registra antecedentes de violencia muy graves. Fue denunciado por su madre por intentar ahorcarla, por pegarle patadas y puñetazos. También fue denunciado por su padre por agresión y lo mismo ocurrió con sus hermanos. Hubo una causa judicial donde se lo obligó a un tratamiento psiquiátrico.
- Hay testimonios que indican que Zárate hablaba de Norita. “Está muerta conmigo. Me manda mensajes de texto”, les contaba a sus compañeros de trabajo. El entrecruzamiento telefónico demostró que eso era falso.
- La novia declaró que, en una oportunidad, después de golpearla, se arrepintió y llorando le dijo: “Yo no te convengo, soy un violador”.
Estos elementos –y otros– llevaron a Di Santo a sostener una acusación mucho más fuerte que la que hoy existe contra Facundo. Directamente lo procesó y le dictó la prisión preventiva. No obstante, buena parte de las evidencias quedaron en el aire cuando el amigo de Zárate, Curiotti, denunció que la policía lo apretó para que declarara lo que declaró, mientras que la novia y su familia pasaron de declaraciones incriminatorias a defender al pintor. La madre de Zárate hizo lo propio: dijo que la denuncia por intentar ahorcarla fue un episodio doméstico menor y, sin escalas, defendió a su hijo a capa y espada. Contrariamente a lo que se dice, la Cámara no desestimó las pruebas. Dijo que se trataba de evidencias, pero insuficientes y dio a entender que había que esperar el ADN. Por eso continúa en libertad, todavía acusado.
¿Qué sucede con
el FBI?
El gran problema es que la resolución de la causa parece estar en la pericia que se le pidió en enero al FBI. Hacia Estados Unidos se mandaron pelos encontrados en la escena, isopados vaginales, gran parte del cinturón de la bata y otros trozos de la sábana sobre la cual apareció el cadáver de Norita. Quienes vieron el pelo enviado al FBI afirman que claramente se apreciaba que tiene bulbo, de manera que de allí debería surgir el patrón genético de agresor.
Sin embargo, las dudas sobre el FBI son muy grandes. En Córdoba hubo un caso de violación en que también se enviaron los elementos para hacer las pericias en la organización norteamericana. Llegaron hace un mes y tardaron más de un año. También al FBI se mandaron las imágenes de las cámaras de seguridad del Banco Río, aquel que fue asaltado por una banda de boqueteros. El objetivo era que depuraran las imágenes. El asalto ocurrió en febrero de 2006 y hasta el momento todavía no devolvieron el material procesado.
El domingo pasado, The Wa- shington Post dedicó su principal título de tapa al FBI: Las pericias del FBI están llenas de agujeros, sostuvo en el titular el diario de la capital norteamericana. El Post publicó una investigación realizada por sus propios periodistas y por los del prestigioso programa televisivo 60 minutes. La conclusión es que el FBI utilizó instrumental y estadísticas dudosas en las pericias balísticas, llevando a la cárcel a muchos inocentes. Hoy por hoy, de todas maneras los mayores cuestionamientos al FBI son por sus demoras en los estudios.
Si se tiene en cuenta que en el caso de la violación en Córdoba, el FBI entregó resultados un año y dos meses más tarde, se puede estimar que el ADN del caso Dalmasso recién estaría, con suerte, en marzo. Mientras tanto la causa seguirá sin avances decisivos, porque los jueces no admitirían una imputación que no se basara en el estudio genético que viene del Norte. Y si del FBI vuelve un texto breve señalando que no pudieron conseguir la cadena genética de los elementos enviados, el caso Dalmasso correría un serio peligro de quedar impune.
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