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“Estamos absolutamente de acuerdo con el fallo. De hecho, la anterior presidenta (del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo, Inadi), María José Lubertino, había realizado la denuncia correspondiente. Se inició un expediente de oficio y se presentó en un tribunal penal y en el Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires. La denuncia señala básicamente que es un hecho de discriminación contra la apariencia física y en él se solicitó la remoción del cargo de la jueza Rosa Parrilli”, explicó el nuevo titular del organismo, Claudio Morgado, en relación con el proceder de la entidad con respecto al caso.

–¿Cómo evalúa el fallo? –le preguntó este diario.

–Es atinado. Dejó sentado un precedente en relación con la actitud que deben tener los funcionarios públicos con la temática de la discriminación. Ahora deberán tener más cuidado con las formas de relacionarse. Además, todas estas cuestiones que tienen que ver con la xenofobia, el racismo y el abuso de poder no están inscriptas dentro de las currículas universitarias que tienen los jueces en su formación. Por lo tanto, terminan actuando de hecho.

–¿Cómo califica el accionar de la jueza?

–Este fue un caso concreto y evidente de discriminación. Y en este caso hay un grado mayor de responsabilidad, que implica un agravamiento por el cargo que ocupaba. Justamente en lugar de combatir las prácticas de discriminación, hubo una fomentación. No hay justificación que valga. Siempre cuando hay actos discriminatorios nunca alcanza la justificación para la reparación de la sensación de agravio.