Viernes, 12 de abril de 2013 | Hoy
El proyecto de la actual Biblioteca Nacional “más que algo polémico, propone algo que en la época no existía”, explica el arquitecto Roberto Busnelli, actual secretario general de la SCA. “El gana el concurso en 1969; después, gracias a la burocracia y problemas políticos, el edificio tardó veinte años en construirse. Pero cuando gana el concurso, lo suyo fue un shock absoluto para el panorama de la arquitectura local. Por la propuesta de vanguardia.” Testa era “un arquitecto en el que de alguna manera se hacían carne los principios básicos del movimiento moderno, que estaba sucediendo en Francia y otros países de Europa. El encarna esa etapa de la arquitectura moderna, y se transforma en uno de sus exponentes más privilegiados”.
Con esa misma perspectiva que imprimió al proyecto de la Biblioteca (finalmente inaugurada en 1992 y sin terminar tal cual había sido ideada), recordó Bustelli, siguió haciendo “una relectura de esos principios modernos desde la región, con un lenguaje que después se tornó absolutamente personal”. “En esa época también hace el Centro Cívico de Santa Rosa, en La Pampa. Son obras del mismo período, y viéndolas es claro que se reinventó todo el tiempo. Después abandonó ese lenguaje de esa arquitectura y fue evolucionando con un lenguaje más personal”, agregó.
Sin embargo, la obra del Banco de Londres “si hacés una votación entre colegas, vas ver que casi todo el mundo coincide en que es la obra más importante de la arquitectura moderna argentina. Se anticipa. Es de 1966. Ahí, los principios del movimiento moderno están expresados en su máximo esplendor: arquitectura de hormigón, que hasta ese momento no se había usado. El hace que el hormigón se transforme en lenguaje y expresión de esa arquitectura. Hasta esa época, el hormigón se ocultaba, se tapaba y él lo expone y con eso hace su lenguaje.”
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