Domingo, 21 de febrero de 2016 | Hoy
La investigación “Violencia sexual y discurso jurídico. Análisis de sentencias penales en casos de delitos contra la integridad sexual”, de Olga Salanueva y Daniela Zaikoski Biscay, constató que entre 2008 y 2010 hubo 19 sentencias con un solo victimario y una con dos, es decir hubo 21 victimarios todos varones.
A partir del análisis del accionar de la Justicia en las sentencias estudiadas, las autoras pudieron reconstruir el perfil del abusador. Dicen que es una persona que comete el delito en solitario: “si bien hay ocasiones en que el delito es perpetrado por más de un individuo, que colabora con el victimario en la perpetración del hecho delictivo, ello no necesariamente implica que todos los participantes abusen o accedan físicamente a la víctima”.
Además explican que en la mayoría de los casos comprende lo que hace: “son escasas las causas donde el sujeto pasivo tenía alguna patología o estaba alcoholizado, lo que permite derribar el mito tan arraigado de que los violadores son enfermos. La idea de que quien comete delitos contra la integridad sexual es un enfermo mental o bien, que este tipo de hechos se realiza cuando las facultades del individuo están alteradas, por ejemplo por consumo de drogas u otras sustancias, es parte de un mito que permite invisibilizar la responsabilidad social”, dice la investigación.
En la mayoría de los casos, el abusador tiene entre 25 y 55 años. En este punto las autoras resaltan “la baja proporción en la comisión de delito por parte de sujetos menores de 18 años, que resultarían absolutamente inimputables (si tienen menos de 16 años) o relativamente imputables (si tienen entre 15-18 años) conforme al Régimen Penal de la Minoridad vigente al momento de hacer esta investigación. Este dato es interesante porque el mensaje simbólico del efecto de la pena no tiene implicancias prácticas en estos casos –reflexionan– : sujetos inimputables por ser menores de edad que no perderían su libertad ambulatoria ni irían a la cárcel no son mayoritariamente abusadores. Por el contrario son los sujetos (mayores de edad) quienes sabiendo que son imputables, perpetran los hechos. Esto nuevamente nos remite al tema del ejercicio del poder en las relaciones interpersonales. No son los más jóvenes sino los varones adultos quienes ejercen asimétricamente el poder en sus relaciones. En cuanto al sexo del victimario, no hubo hechos delictuosos en los que se investigaran a mujeres ni en la muestra de 1995 a 2007 ni en la de 2008 a 2010”.
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