Jueves, 23 de febrero de 2006 | Hoy
En agosto de 2005, por primera vez una pericia judicial confirmaba la aplicación de picana en democracia a un preso del SPB. Se trató del caso de Cristian López Toledo, en la UP9. En aquel momento intervinieron casi los mismos ingredientes que en el caso Ortiz, lo que demuestra que para obtener los mismos resultados se debe trabajar con la misma receta. En el caso Ortiz sólo faltó la perito Virginia Creimer, negada por su ex jefe Juan Carlos Cassano. Ex jefe, no porque haya sido sumariado y alejado del cargo, sino porque la perito Creimer simplemente fue despedida, a principios de febrero, sin notificación alguna ni sumario. Los antecedentes de Creimer dan la pauta de que no se trató del malhumor de un funcionario. Además de haberse presentado de inmediato en el caso de Cristian López Toledo, que logró amplia difusión pública, e intentó hacer lo mismo en el caso Ortiz, la doctora obtuvo muestras de piel de otro preso de la UP34, para determinar si fue picaneado. La biopsia se realizó el 18 de agosto de 2004. Según confiaron fuentes judiciales a este diario, el resultado dio positivo, pero el caso “quedó en la nada”. Este diario se reserva la identidad del preso para evitar represalias hasta tanto la Justicia no confirme o desmienta la información. Entretanto, Creimer ya llevaba varios años entreojos de sus jefes, especialmente porque sus informes periciales terminaban confirmando situaciones comprometidas y desmintiendo lecturas de lesiones autoinfligidas.
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