Desde el año 2002, cuando un equipo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) divulgó los resultados del informe Homicidios Violentos en la Ciudad de Buenos Aires, la zona de las villas 21 y Zabaleta era la de mayor concentración de homicidios. Así lo indican los datos revelados por el CGP. En ese entonces, el Nº 5 registraba una tasa de 31,4 homicidios por cada cien mil habitantes, un dato que emparenta la zona con las ciudades más violentas de América latina. Leer los datos de 2005, ya procesados tanto por la Dirección de Política Criminal como de la Dirección de Estadísticas de la ciudad, es imposible por ahora, ya que los especialistas contactados por este diario no fueron autorizados a hacerlo. Página/12 sí pudo acceder a información parcial. En la zona sur, las cifras de las jurisdicciones más conflictivas, las de las comisarías 32ª, 34ª, 36ª y 38ª, muestran un crecimiento del 51 por ciento.

La suma de los homicidios registrados por estas comisarías durante el año 2004 fue de 27 casos. En el 2005, los registros indican 41. Pero al mismo tiempo resulta llamativa la diferencia que se nota al comparar los datos que maneja el Ministerio del Interior con los que surgen del registro que hace la Fiscalía de Pompeya, cuya jurisdicción es la de las comisarías 32ª y 34ª. Según los registros de la Federal, en 2005 hubo 18 homicidios en la zona. Pero según lo que anotan los investigadores judiciales para su registro interno “como herramienta de trabajo y no con fines estadísticos”, los homicidios fueron en realidad 30. La diferencia según una fuente judicial radicaría en varios motivos: “Toda persona que entra al hospital con herida de bala, la comisaría no lo dará como homicidio, y si se muere en otro lugar, porque lo derivan a otro hospital, ellos no tienen idea de que eso fue un homicidio. Eso significa que la cifra es muy relativa porque habría que completarla con los datos de los hospitales, sumar viendo cada caso”. Para un experto en estadística del Ministerio de Justicia que habló con este diario, “ni siquiera sabemos si a muchos homicidios los está registrando el sistema. Es el comienzo de la cifra negra en homicidios como le ocurre a Brasil o Colombia, donde hay muertos que se entierran sin que pasen por el Estado, ausente hasta para eso en esas zonas”.