Domingo, 18 de junio de 2006 | Hoy
El coqueteo de Roberto Lavagna con la carrera presidencial reacomodó el tablero político en la ciudad y aceleró la pulseada por el sillón de jefe de Gobierno. Los aspirantes del oficialismo ya no ven al ex ministro como rival. La opción de que Macri compita a nivel nacional alimenta las ilusiones del ARI de entrar en una segunda vuelta.
Por Santiago Rodríguez
La aventura presidencialista de Roberto Lavagna sacudió el tablero político nacional, pero también el de la Ciudad de Buenos Aires. Con la carrera por la Jefatura de Gobierno ya lanzada, los dirigentes porteños hacen ahora sus cálculos sin el ex ministro de Economía en el escenario electoral local: los que se anotan como posibles candidatos del oficialismo ya no lo ven como un adversario interno en el universo K; Mauricio Macri se vio forzado a adelantar su intención de postularse a la Presidencia, pero no dio nada por hecho y en su propio espacio tampoco descartan terminar en una alianza con Lavagna y en el ARI se entusiasman con la posibilidad de que el líder de PRO decida jugar finalmente al premio mayor porque entienden que así tendrían mayores chances de entrar en una definitoria segunda vuelta.
Por más que no hablen públicamente del 2007, en la Capital Federal todos trabajan ya con el ojo puesto en las próximas elecciones. La plaza kir-
chnerista del 25 de Mayo terminó de acelerar una carrera electoral que en la ciudad se había largado un par de meses antes con la asunción de Jorge Telerman en reemplazo del destituido Aníbal Ibarra y su enunciado de planes para el Bicentenario, o sea, para el 2010.
En el kirchnerismo picó entonces a su lado el vicepresidente Daniel Scioli y en la Casa Rosada había quienes anotaban también en la pulseada a Lavagna. Por aquellos días el ex ministro de Economía no amenazaba aún con desafiar el poder de Néstor Kirchner desde una candidatura presidencial y más de un kirchnerista consideraba que, por su imagen entre los porteños, sería el mejor portador del estandarte oficialista en la pelea por la jefatura de Gobierno.
Lavagna ya no representa una amenaza para Telerman ni para Scioli, al menos puertas adentro del kirchnerismo. El jefe de Gobierno porteño quiere su reelección como candidato de Kirchner, pero había dicho que si el ex ministro de Economía era el elegido de la Casa Rosada, se encolumnaría detrás suyo. Ahora ya no corre el riesgo de tener que cumplir con su palabra. El vicepresidente nunca dijo que bajaría los brazos frente a Lavagna, aunque sabía que la disputa en ese caso sería mucho más dura.
Telerman y Scioli no son los únicos que aspiran a ser portadores de la candidatura K en la Capital Federal: el salto de Lavagna al plano nacional terminó por convencer a Rafael Bielsa de anotarse en una lista de la que el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, se autoexcluyó esta semana y en la cual el ministro de Educación, Daniel Filmus, no termina de ser incluido.
Bielsa, en verdad, fogoneaba la postulación de Lavagna para jefe de Gobierno, a tal punto de que hace un par de meses ambos estuvieron reunidos hablando al respecto. El ex ministro de Economía emprendió otro camino y el ex canciller salió a la cancha en busca de revancha de las elecciones del año pasado en las que terminó tercero y distanciado de la Casa Rosada.
Macri se debate desde hace meses frente al dilema de presentarse a jefe de Gobierno o a presidente. El cálculo que hacía era que en la ciudad puede ganar, pero también que corre serio riesgo de perder y su carrera política no soportaría una nueva derrota local, mientras que en la presidencial no tiene chances de derrotar al “pingüino” o la “pingüina” que defienda los colores del kirchnerismo, pero puede erigirse en referente de la oposición si termina en un digno segundo puesto. La irrupción de Lavagna pone en riesgo el tramo final de su hipótesis porque puede relegarlo a un tercer lugar en la carrera a presidente, lo que también complicaría su futuro.
Condicionado por la instalación de Lavagna, que amenaza con hacerle perder terreno en el plano nacional, el diputado empresario manifestó públicamente su intención de postularse a la Presidencia, aunque aplazó hasta fin de año cualquier definición. También descartó por el momento aliarse al ex ministro de Economía en el marco de una coalición contra el Gobierno, una alternativa que algunos analizan dentro de su propio espacio y que lo devolvería a la pelea por la Jefatura de Gobierno.Si Macri se inscribe en la presidencial, quien se perfila para ocupar su lugar de candidato en la ciudad es Horacio Rodríguez Larreta. Aunque es su segundo en Compromiso para el Cambio y hace rato viene caminando los barrios porteños, no tiene ni por asomo la misma aceptación electoral que el presidente de Boca. Es un dato que todas las otras fuerzas políticas tienen en cuenta.
La Jefatura de Gobierno se dirimirá seguramente en un ballottage, porque es poco probable que alguien consiga la mitad más uno de los votos de entrada. Aunque ser el ganador da mejor proyección, en la primera vuelta lo importante es llegar al menos segundo. De hecho, en 2003 Ibarra entró perdedor a la segunda vuelta y al final terminó venciendo a Macri.
Un eventual desplazamiento de Macri a la puja nacional le daría más chances al ex jefe de Gobierno Enrique Olivera, hasta ahora el candidato más firme en el ARI, más allá de ser resistido por quienes se sumaron a esa fuerza procedentes del peronismo y el Frepaso. El mismo análisis hacen los radicales, que alientan a su correligionario Rodolfo Terragno a lanzarse al ruedo bajo el ala de Lavagna.
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