Más de la mitad de las esposas de hombres con disfunción eréctil resultaron padecer, por su parte, problemas sexuales, especialmente falta de orgasmo, según un estudio publicado en una revista científica. Tomando en cuenta estos resultados, los investigadores destacan “la importancia de examinar la historia de cada disfunción sexual tomando en cuenta a ambos integrantes de la pareja”.

La investigación, publicada en el International Journal of Impotence Research, fue efectuada por un equipo dirigido por Alexander Greenstein, en la Clínica de Terapia Sexual del Centro Médico de la Universidad de Tel Aviv. Los datos se obtuvieron de 113 mujeres de entre 27 y 83 años, esposas de hombres que habían consultado por disfunción eréctil. Todas ellas aceptaron responder a un cuestionario estandardizado internacionalmente sobre dificultades sexuales femeninas.

Según el artículo, “62 mujeres, es decir el 55 por ciento, comunicaron tener por lo menos un tipo de disfunción sexual; de ellas, 40 comunicaron tener más de una disfunción. El tiempo promedio de duración de los problemas era de tres años y medio, con un rango de entre ocho meses y diez años”.

En el 64 por ciento de los casos, la disfunción consistía en “problemas orgásmicos”. En el 56 por ciento, “disminución del deseo sexual”; en el 37 por ciento, “dificultad para excitarse sexualmente”; en el 31 por ciento, dispareunia, es decir, “dolor genital asociado con la relación sexual”; en el 5 por ciento, vaginismo, es decir, “espasmo en la musculatura del tercio exterior de la vagina que interfiere con la penetración”.

El artículo comenta que “el adecuado tratamiento de la disfunción eréctil requiere la colaboración de la pareja” y señala que “el 91 por ciento de las mujeres que participaron en el estudio habían tomado la iniciativa de que su pareja efectuara la consulta clínica, y el 64 por ciento de ellas había previsto que podía ser interrogada respecto de sus propios problemas sexuales”. En conclusión, “la alta proporción de parejas femeninas con dificultades sexuales demuestra la importancia de obtener una historia de la disfunción en relación con ambos integrantes de la pareja”.