Carlos Hurst es el presidente del Ceamse. “Los más interesados en cerrar el relleno de González Catán somos nosotros –asegura–, pero nuestra responsabilidad pública no nos permite dejar las basuras en la calle. No podemos cerrarlo mágicamente de un día para otro. Sabemos que es un relleno mal ubicado desde el punto de vista urbano. Los camiones transitan por toda la localidad produciendo un impacto negativo, pero yo creo que los vecinos están equivocados en sus denuncias sobre las afectaciones a la salud. Son dos cosas diferentes: una cosa es la salud y otra es el impacto negativo como el olor.”

“Sabemos que las napas están contaminadas. Lo que el Ceamse plantea es que no lo están por el relleno. Los vecinos presentaron una denuncia penal y el juez con la Gendarmería fueron tres veces a González Catán. Hicieron exámenes y determinaron que los problemas de contaminación de napas y acuíferos no son del relleno. Lo que pasa es que no hay cloacas en la zona y las aguas están contaminadas con bacterias. Si es cierto que el relleno produce daños a la salud de las personas, los trabajadores del Ceamse tendrían enfermedades terminales”, advirtió.

Hurst dijo comprender “que los vecinos estén preocupados, pero largan denuncias que no están basadas en datos científicos y técnicos”. “Estoy al servicio de que los vecinos monitoreen el relleno, y el Ceamse está a disposición de mostrar los estudios a cualquier organización. Pero no es posible cerrar el relleno de González Catán mientras no haya uno nuevo. Es imposible poner una fecha precisa si no podemos abrir un nuevo complejo ambiental en otras áreas. Hoy estamos buscando un mecanismo a través de un proyecto de ley que envió el gobernador para gestión de residuos. En González Catán se está instalando una planta de tratamiento de gases a través del uso del desarrollo limpio de Protocolo de Kioto.”