“Nací de nuevo. Si no me abro, creo que termino adentro de la combi y no cuento el cuento.” Las palabras pertenecen a Eduardo Macri, el chofer de uno de los camiones que estuvo involucrado en el choque en cadena, y muestran hasta qué punto la escasa visibilidad que había en el lugar hacía muy difícil, para los conductores que pasaban, prever lo que ocurría.

Macri relató que “en ese momento había mucha niebla. Eso ocurre normalmente en esa zona. Fue terrible”. Sus palabras, entre asustadas y aliviadas, revelaban lo cerca que sintió pasar a la muerte durante los segundos que duró todo.

“No se podía ver nada, sólo escuché ruidos, nada más, y la combi fue la que primero frenó”, contó sobre el momento previo al volantazo que dio casi por reflejo cuando estaba a punto de embestir a la camioneta de Manuel Tienda León, que estaba cruzada en la calzada. Detrás de él, otros no llegaron a esquivar el transporte y terminaron incrustados contra él.

El chofer resaltó además que, por su experiencia conductiva en el lugar del accidente, sabe que en esos casos “las balizas no sirven de mucho” y hay que recurrir a “una maniobra muy distinta: frenás y te abrís rápido”. Según su relato, viajaba a unos 50 o 60 kilómetros por hora en esa parte del trayecto, como medida preventiva por la espesa neblina que dominaba el camino, que ya en otras ocasiones había tenido que atravesar.