Se les preguntó qué cosas creen que se podrían mejorar en su familia. El principal aspecto que surge de las respuestas espontáneas de los chicos y adolescentes, casi sin diferencias, es el trato, la relación entre los distintos integrantes del grupo familiar: “No pelearnos”, “Que no me reten, que no me griten”, “que no haya discusiones”, “que no haya maltratos”, “que no me peguen”, fueron respuestas repetidas en distintos puntos del país. El segundo tema relevante está relacionado con aspectos inherentes a la situación económica. “Que mi papá tenga mejor trabajo”, dijo Gabriel, de 10 años, de Comodoro Rivadavia. Y fue el deseo de muchos más. “Que tengamos una casa, porque vivimos en un hotel”, apuntó Macarena, también de 10, del Gran Buenos Aires. Y no fue la única. “No me gusta la casa, si mi mamá tuviera un trabajo tendríamos otra casa”, señaló Francisco, de 14, de Gran Resistencia. Es interesante destacar que uno de cada cuatro entrevistados considera que no hay nada que pueda mejorarse en su familia, entre ellos son más los chicos de 8 a 12 años, los varones y los que habitan en hogares con bajo nivel educativo.

Uno de cada cuatro chicos y chicas de 8 a 12 años come solo por lo menos una vez al día, principalmente durante el desayuno y la merienda, pero algunos lo hacen en el almuerzo o la cena. El sondeo encontró que cuanto mayor es el nivel educativo de la familia, mayor es la proporción de chicos que se sientan solos a la mesa. La amplia mayoría, 8 de cada 10, se sienta siempre por lo menos una vez al día a comer en familia, durante el almuerzo y especialmente, a la cena.