Domingo, 22 de julio de 2007 | Hoy
SOCIEDAD › GLADYS ACOSTA VARGAS, UNICEF
Por Mariana Carbajal
“A los chicos no les gusta la política tradicional, la política como defensa de intereses particulares, son muy sensibles al tema de la corrupción, son éticamente sólidos. Ojalá pudieran inmiscuirse un poquitito más en la política”, dice la representante de Unicef Argentina, Gladys Acosta Vargas, al desgranar las principales conclusiones del sondeo nacional que el organismo internacional llevó adelante entre la población infantil y juvenil del país (ver nota central). Para esta abogada y socióloga peruana, especialista en género, “se acabó el tiempo en que a los niños se los ponía en un rincón, sin escuchar sus opiniones”. “Nos están haciendo notar que las políticas que los afectan deben decidirse en consulta con ellos”, advirtió en un reportaje con Página/12.
–¿Por qué se plantearon encargar este sondeo de opinión entre niños, niñas y adolescentes?
–La idea fue conocer su opinión en relación con las cosas que hacemos en Unicef. A través de una encuesta como ésta es la mejor manera de consultarlos, de saber qué es lo que piensan, es una forma mucho más respetuosa que forzar un diálogo de igual a igual, que nunca es tan así, porque por más democráticos que querramos ser, la relación adulto-joven, adulto-chico, es una relación que viene cargada.
–¿Para qué les sirvieron los resultados?
–Para mirar un poquito sus necesidades, que están relacionadas con el ejercicio de sus derechos. Pero sucede que no siempre ellos tienen tan claro cuáles son sus derechos.
–¿Qué respuestas los sorprendieron?
–Nosotros pensamos siempre que somos mejores que lo que realmente somos como adultos. Nos están haciendo notar que las políticas que los afectan deben decidirse en consulta con ellos. En el tema del vih-sida se ha gastado un exceso de recursos en hacer campañas verticales. Los adultos no siempre nos damos cuenta del verticalismo, a pesar de que tengamos buenas intenciones.
–¿En un problema exclusivo argentino que los gobernantes no tomen en cuenta las opiniones de los chicos en políticas que los involucran?
–Es común en la región. Con certeza América latina y el Caribe, que son lugares que conozco, comparten esta problemática. Cuando se hacen encuestas de este tipo definitivamente surge que hay un déficit de consulta a los chicos y adolescentes. A veces tiene que ver con el correr de la planificación, con el hecho de que introducir este elemento demanda tiempo y dedicación. Hay experiencias en Jamaica, Colombia y Perú de mecanismos de consultas en las escuelas, que es una forma muy representativa de saber qué piensan. La práctica de consultarlos pone una especie de luz en algunos lugares que no se ven. La escuela y la familia son dos lugares donde hay que mirar con mucho cuidado. Uno tiende a idealizar a la familia; hay que lograr que sea un entorno protector, pero cuando falla hay que actuar. La escuela es el siguiente anillo protector, pero puede no estar cumpliendo su función, o puede pensarse sólo como un espacio de enseñanza, cuando es un espacio de socialización muy importante.
–En el sondeo surge claramente que los chicos reclaman mejor trato en las relaciones familiares...
–Hay muchos abusos que no son percibidos por los adultos: el grito, levantar la voz, perder la paciencia. En realidad los adultos muestran que tienen una falta de control sobre sus actos y bajan totalmente las barreras cuando están con los chicos porque consideran que no es importante. La sensibilidad sobre lo que les duele, lo que los afecta, es una sensibilidad que en los adultos está anestesiada. Decirle a un niño que es un bruto es casi como pegarle una cachetada.
–¿Qué otros aspectos observa como preocupantes?
–Otro tema es la información: los chicos y adolescentes son un núcleo que está carenciado de información. Se les da fraccionada. Ahora que está en el tapete el tema de la educación sexual integral, los chicos tienen que recibir la información lo más transparente posible de acuerdo con su maduración. Pero resulta que hay cierta reticencia y temor para dársela. Leyendo más en profundidad los resultados del sondeo creo que lo que tratan de decir los chicos es que los adultos tienen que perder sus propios miedos en su relación con ellos.
–Llama la atención el alto porcentaje de chicos que se queja por las agresiones que viven en la escuela ...
–Los chicos reflejan mucho su frustración en conductas agresivas. Este punto tendría que ser un alerta, porque después se los castiga, se los sanciona, pero la escuela debería reaccionar ante el primer síntoma. Se pueden hacer muchas cosas preventivas. Los chicos tendrían que tener más espacio para aprender a negociar conflictos, a resolverlo sin agresiones ni violencia son, lo que llamamos, habilidades para la vida.
–Los chicos dicen que no les gusta la política, pero paradójicamente hablan de política cuando plantean que quieren un país sin pobreza, desempleo ni inseguridad...
–A los chicos no les gusta la política tradicional, la política como defensa de intereses particulares, son muy sensibles al tema de corrupción, son éticamente solidos. Ojalá pudieran inmiscuirse un poquitito más en la política. El derecho de los chicos a participar está en la Convención Internacional de los Derechos del Niño, ya no se puede decir lo hago si quiero. Hay que buscar la mejor manera de que puedan ejercerlo: se acabó el tiempo en que se los ponía en un rincón.
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