Los habitantes se colocaron nuevamente los barbijos, para evitar el contacto con la ceniza y el material particulado, mientras desde el municipio se anunció para las 21 un nuevo informe sobre la eventual toxicidad del material particulado que hay suspendido en el aire.

La visibilidad se redujo a dos kilómetros, cuando lo normal es de 30 kilómetros, mientras los empleados municipales intentaban regar las calles para que las cenizas depositadas en el suelo no se eleven a causa del viento.

Durante toda la tarde los habitantes de esta ciudad tuvieron un respiro al cesar la caída de cenizas, lo que permitió habilitar para mañana el dictado de clases y el servicio de agua potable, aunque la gente es reacia a beberla de la red.