Miércoles, 9 de febrero de 2011 | Hoy
19:54 › CASO MARIANO FERREYRA
Al menos cinco testigos que declararon en la causa por la muerte del militante del Partido Obrero y que complicaron la situación de los siete detenidos sufrieron distintos episodios de amenazas. Los actos intimidatorios fueron tomados en cuenta por la Cámara del Crimen porteña para denegar las excarcelaciones de al menos dos de los detenidos, Juan Carlos Pérez y Guillermo Armando Uño.
La lista de amenazados está integrada por los testigos José Eduardo Sotelo, Gonzalo Damián Fernández, Damián Reynoso, Alberto Mariano Esteche y José Luis García.
Según la documentación judicial, el testigo Sotelo "fue amenazado el 3 de noviembre y el 22 de diciembre de 2010, haciéndole expresa referencia en ambas ocasiones" a la causa por la muerte de Ferreyra, ocurrida el 20 de octubre del año pasado.
En su testimonio, Sotelo había relatado que "se encontraba en el lugar de los hechos en forma absolutamente transitoria y ocasional", dice el expediente. "Aproximadamente a las 13.15 salió de la casa de unos amigos que se ubica sobre la calle Santa Elena y dobló por Pedro de Luján en dirección a la avenida Vélez Sarsfield. Esto es, comenzó a caminar sobre la misma calle que lo hizo el grupo de la Unión Ferroviaria y prácticamente al mismo tiempo".
Así, divisó a gente armada, "escuchó el estampido de 5 o 6 disparos de armas de fuego" y poco después observó cómo "se la entregaron a un sujeto de camisa blanca a rayitas, de 1,82 metros de estatura, tez morocha, vestido con pantalón de jean y zapatos negros (que a la postre sería identificado como Juan Carlos Pérez), al tiempo que le decían 'negro, negro, le dimos'".
En esa escena también fue reconocido Uño, quien "le habría entregado a Pérez las armas de fuego, junto a Gabriel Sánchez y Cristian Favale", ambos también detenidos.
Del resto de los testigos amenazados, Gonzalo Damián Fernández también describió a Favale como uno de los que "disparaba con un arma de fuego" y reconoció a Uño "como uno de los integrantes de la 'patota' liderada por Pablo Marcelo Díaz, que el día de los hechos agredió a los trabajadores tercerizados y a distintos manifestantes de movimientos sociales".
En el caso de Damián Reynoso, su novia, Rocío Anahí Cardozo, declaró que mientras se encontraba en la casa de su pareja, en la localidad bonaerense de Llavallol, "atendió una llamada telefónica en la que le anunciaron 'que se deje de decir pavadas y que deje de salir en la tele'".
Sobre José Luis García no figuran mayores detalles sobre su testimonio y las amenazas recibidas. En cuanto a Alberto Mariano Esteche, se indica que su testimonio fue considerado central para los procesamientos. Su relato complicó a todos los detenidos, pero especialmente a Gabriel Sánchez, a quien identificó como uno de los que "habría disparado en cinco o seis ocasiones 'a matar'".
La Cámara del Crimen, al igual que lo había hecho en primera instancia la jueza Wilma López, subrayó "las sucesivas amenazas recibidas por los testigos" y consideró que en caso de que los detenidos recuperen la libertad "se podrá entorpecer el curso de la investigación".
Ferreyra, de 23 años, fue asesinado de un balazo el 20 de octubre cuando se enfrentaron empleados tercerizados del Ferrocarril Roca con integrantes de la Unión Ferroviaria (UF) en el barrio porteño de Barracas.
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