Viernes, 18 de marzo de 2011 | Hoy
13:14 › TRAS LA VENIA DE LA ONU A UNA EVENTUAL INTERVENCIóN MILITAR
Luego de que el gobierno de Trípoli suspendiera todas las operaciones militares en su territorio después de que la ONU autorizara ayer una eventual intervención extranjera en el país noafricano al aprobar una "zona de exclusión aérea", el presidente de Estados Unidos sentenció que “la paciencia se acabó”, y le advirtió a Muammar Khadafi que no estaba solo en su nueva cruzada. Barak Obama exigió que el régimen cesara los ataques contra los rebeldes, restableciera los servicios de agua, gas y electricidad a la población, y permita el ingreso de "ayuda humanitaria". Aunque aclaró que EEUU no intervendrá directamente en su territorio, amenazó con que si no se cumplen sus condiciones "iremos hasta las últimas consecuencias".
Durante una conferencia de prensa, el mandatario estadounidense afirmó que su país "está dispuesto a actuar como parte de una acción internacional, no unilateralmente". No obstante, aclaró que su país "no va a desplegar tropas terrestres en línea", sino que sólo van a brindar acciones que protejan a la socidad civil. "No vamos a ir más allá de esa meta", recalcó.
"Estados Unidos no va a hacer la vista gorda frente a acciones que atenten contra la seguridad internacional", agregó el mandatario. Para ello anunció que la secretaria de Estado, Hillary Clinton viajará mañana a Francia para comenzar las negociaciones sobre el modo en que se hará cumplir la resolución de la ONU sobre la creación de una zona de exclusión aérea.
El ultimátum de Estados Unidos llegó después de el ministro de Relaciones Exteriores libio, Musa Kusa, informara que Trípoli “decidió aplicar de inmediato un alto el fuego y dar por terminadas todas las operaciones militares". El canciller norafricano confirmó que su país, por ser miembro de Naciones Unidas, está "obligado a aceptar la resolución del Consejo de Seguridad" de la ONU, que ayer resolvió establecer la zona de exclusión aérea, paso previo a una eventual intervención militar el Libia.
La canciller alemana, Ángela Merkel, calificó la actitud de Trípoli como "alentadora". "El mundo y la comunidad internacional deberán asegurarse en todo caso de que no se trata de maniobras dilatorias o de estratagemas", concedió, a la vez que advirtió que "nosotros exigimos un alto el fuego, sobre todo un alto el fuego duradero para que la guerra que khadafi lleva a cabo contra su pueblo termine rápidamente".
Antes de que se diera a conocer la decisión de Trípoli que intenta poner freno a la ofensiva del fuego extranjero sobre Libia, la OTAN, que no había decidido si intervenir o no, había acelerado sus planes de una posible acción. Según la agencia EFE, los países miembros de esa organización, incluso los más reticentes como Alemania y Turquía, convinieron completar una estrategia militar "lo antes posible".
El envío de tropas o bien el apoyo logístico para poner freno a las tropas de Khadafi fueron justificadas bajo el argumento de apoyar la asistencia humanitaria a la población, garantizar la aplicación del embargo de armas que pesa sobre Libia y contribuir al establecimiento de una zona de exclusión aérea.
Sin embargo, hay indicios de que el cese de los combates son más bien un repliegue para repensar el tablero y sus fichas. El Ministro de Defensa libio advirtió que tras la decisión de la ONU, el Mediterráneo "va a dejar de ser un lugar seguro", según publicó DPA. Es decir que luego algo podría pasar...
Asimismo, las otras reacciones internacionales no se hicieron esperar. El primer ministro británico, David Cameron, anunció que “en las próximas horas” su país enviará aviones de guerra a Libia. La decisión ratifica la urgencia de los países europeos que fogonearon la decisión del Consejo de Seguridad en poner en vigencia la zona de exclusión aérea que, según prevén los analistas, servirá no sólo para la ayuda humanitaria sino también para un ataque con aviones sobre las fuerzas “leales” al líder libio.
Durante una reunión con miembros del Parlamento del Reino Unido, Cámeron ratificó que se sumará a una operación autorizada por la ONU para evitar que Khadafi lance "un brutal ataque usando fuerzas de aire, tierra y mar" sobre Benghazi, la "capital" de los rebeldes.
Por su parte, España anunció que cederá a la OTAN dos de sus bases militares en el sur del país, así como barcos y aviones. La decisión fue comunicada por la ministra de Defensa, Carmen Chacón, quien tomó el argumento de la intervención por cuestiones humanitarias: "Nuestra responsabilidad está con el pueblo de Libia", manifestó la funcionaria durante un acto en una base aérea madrileña presidido por el rey Juan Carlos.
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