Aunque entre los ausentes a la cita se encuentran las presidentas Cristina Kirchner, y sus pares de Brasil, Dilma Rousseff, y de Costa Rica, Laura Chinchilla; José Mujica, de Uruguay; Porfirio Lobo, de Honduras; Daniel Ortega, de Nicaragua, y Mauricio Funes, de El Salvador, el canciller paraguayo destacó que "es una Cumbre en la que importa la presencia de los jefes de Estado, pero hay una agenda compartida, y en un mundo globalizado lo importante es coordinar políticas". Tampoco estarán presentes el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, abocado a las elecciones regionales que se celebrarán el domingo en su país, ni el venezolano Hugo Chávez y el cubano Raúl Castro, quienes habían anunciado su ausencia con anticipación.

La Declaración de Asunción contempla que "cada Estado ha pasado por procesos singulares de formación social, por lo cual la transformación no puede ser asumida como algo universal, aplicada de la misma forma a todas las realidades". "Es un proceso continuo conforme a las exigencias de las necesidades de los pueblos que incide en las estructuras públicas, en las relaciones de poder, en las vinculaciones con la ciudadanía, adaptando sus contenidos a los cambios, para lograr una conducción de los asuntos públicos consistente con el desarrollo armónico e igualitario". Se plantea la necesidad de repensar, reconstruir y redefinir el modelo de Estado desde un enfoque de desarrollo donde la persona humana sea el centro y que apunte a "superar brechas y asimetrías y transformar las sociedades para el desarrollo integral de los pueblos".

El documento fue consensuado tras debates y aportes de todos los asistentes después de "importantes esfuerzos" para establecer coincidencias y construir consensos y compromisos. "Este esfuerzo ha demostrado ir en la dirección correcta", dijo Lara Castro.

Los cancilleres aprobaron también el nuevo plan de acción y la estrategia de cooperación que dará "gran impulso" a programas de cooperación mediante una "mayor articulación, coordinación y concentración de acciones relevantes con el acervo acumulado". Una mención especial mereció el llamado "Programa Iberoamericano de fronteras", que se propone impulsar esos espacios comunes de los países como "polos de desarrollo e integración en las áreas locales".

Una serie anexa de comunicados complementarán la Declaración de Asunción y estarán referidos a demandas históricas como "el fin del injusto bloqueo al pueblo cubano", el reclamo argentino por la soberanía de las Islas Malvinas y la iniciativa Yasuni-ITT de Ecuador que propone mantener como "zona intangible" una parte del Parque Nacional Yasuni ubicada en la Amazonía de Ecuador.

También se hace mención a desafíos como la inclusión social, el fenómeno de las migraciones, la seguridad y la lucha contra el terrorismo. Según el canciller anfitrión estos pronunciamientos constituyen un "avance en las justas aspiraciones de los pueblos y la consolidación de la institucionalidad del espacio iberoamericano".

Durante la sesión de los cancilleres, por la mañana, se escucharon también los informes, finales o parciales, de los foros paralelos de parlamentarios, empresarios, sindicales y de otras organizaciones de la sociedad civil.

La vicepresidenta del Banco Mundial para la región, Pamela Cox, quien participa de la cumbre en calidad de invitada, sostuvo que "todavía no se ven signos de contagio" de la crisis mundial en América latina. Cox agregó que si la crisis afectara a la región, lo hará "a través del sector real, el sector productivo", y no a través del sector financiero, porque Latinoamérica "no está expuesta a los bancos europeos". Reconoció, sin embargo, que hay "países en Centroamérica y el Caribe con más dificultades, porque son más abiertos y pequeños". Dentro del primer grupo mencionó a México, que tiene un crecimiento del 3,5 por ciento anual y "fue golpeado muy duro en 2009".

El jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, mientras tanto, sostuvo que "América latina está pasando por un muy buen momento y esperamos que esta cita sirva para fortalecer vínculos". A pesar de que su país afronta la peor crisis económica de su historia contemporánea, su gobierno anunció siete acuerdos para la financiación de proyectos en la región, por valor de 72,7 millones de dólares, uno de los cuales establece que España aportará 17 millones de euros para nuevos proyectos gestionados en colaboración con el BID.