El traslado masivo de unidades especiales ucranianas al este del país, donde la mayoría de los ciudadanos son rusoparlantes, incrementó las tensiones entre Kiev y Moscú. Mientras las autoridades rusas acusaron a los ucranianos de acciones que "podrían provocar una guerra civil", el portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores exigió que Rusia "deponga sus acciones agresivas y subversivas y renuncie a sus planes de conquista" para poder iniciar un diálogo.

Aunque se espera una próxima reunión entre el canciller ruso, Serguei Lavrov, y el secretario de Estado, John Kerry, el norteamericano no cesó en los señalamientos contra la administración del presidente Vladimir Putín: "Todo lo que hemos visto en las últimas 48 horas, de provocadores rusos y agentes actuando en el este de Ucrania, nos indica que han sido enviados allí decididos a crear caos".

La situación se tensionó el fin de semana, cuando militantes prorusos tomaron el edificio de gobierno en la localidad de Donetsk, precisamente cerca de la frontera al este del país. Por el momento, las tropas del Ministerio del Interior ucraniano consiguieron recuperar la sede gubernamental de Járkov.

En tanto, en la ciudad de Nikolayev, al menos 15 personas resultaron heridas -según medios locales-, cuando activistas prorrusos atacaron un edificio de la administración. Unos 20 agresores fueron detenidos.