Viernes, 5 de diciembre de 2014 | Hoy
21:10 › VIOLENCIA RACIAL
En Arizona, un hombre negro de 34 años se negó a cumplir la orden de mostrar qué llevaba en sus bolsillos, fue perseguido por un patrullero hasta su casa y forcejeó con un oficial, quien al pensar que portaba un arma decidió acertarle dos tiros y matarlo. La víctima solo tenía pastillas analgésicas. El nuevo caso de violencia racial fue publicado hoy por el diario "Arizona Republic" y se suma a los tres anteriores que desataron decenas de movilizaciones multitudinarias en todo Estados Unidos. Entre 2010 y 2012, hay registrados 1.217 casos.
Los casos de violencia policial contra sospechosos negros desataron en Estados Unidos varias jornadas de protestas, pero sólo son una parte de una situación de injusticia que el propio presidente Barack Obama calificó a comienzos de esta semana de "problema nacional".
Antes del caso de Arizona, un policía blanco de Nueva York redujo a un afroamericano sospechoso de vender cigarrillos sueltos y la mantuvo aprisionado contra el piso, jadeando y diciendo: "No puedo respirar". El hombre, padre de seis hijos y con problemas cardíacos, murió camino al hospital. El hecho ocurrió en julio, pero esta semana la justicia decidió no acusar al agente policial a pesar de que los forenses calificaron el hecho como "homicidio".
El caso más resonante, debido a las protestas y movilizaciones, ocurrió en Ferguson, Missouri, donde un policía blanco disparó más de diez balas contra el adolescente negro Michael Brown, que estaba desarmado. El joven murió, pero el gran jurado estatal consideró que no había pruebas suficientes como para acusar al oficial, que días después dejó su cargo.
Otro policía blanco de Cleveland, en Ohio, disparó contra un niño de 12 años, también negro, que jugaba con una pistola de juguete. El policía no dio ni un segundo de margen para el que niño pueda entender lo que ocurría. El agente ya había sido relevado de otros puestos policiales por considerarlo incapaz de cumplir el servicio. Aún no se definió su situación legal.
Las protestas han lanzado la pregunta a la sociedad estadounidense de si en la policía del país existe un problema estructural de racismo. Los medios estadounidenses citan estadísticas que prueban una gran desigualdad: por un lado, los ciudadanos negros son con mucha mayor frecuencia vigilados, enjuiciados y condenados. Por otro lado, apenas hay casos en que los funcionarios hayan pagado por la violencia ejercida.
La institución periodística independiente ProPublica calcula que en Estados Unidos el riesgo de morir a manos de la policía es 21 veces mayor para los jóvenes de piel negra que para los blancos. La base de esa cifra son los 1.217 casos que hubo entre 2010 y 2012. Y podría haber muchos más, pues de las 17 mil comisarías de policía que existen en el país, no todas aportan datos.
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