Viernes, 28 de diciembre de 2012 | Hoy
La ex primer ministro del Reino Unido, Margaret Thatcher, estuvo dispuesta a negociar un acuerdo por el status político de las Islas Malvinas en 1982 tras el desembarco argentino, presionada por Estados Unidos para lograr una solución pacífica al conflicto.
Los documentos muestran que Thatcher fue tomada por sorpresa por el intento de la dictadura argentina de recuperar el archipiélago por la fuerza, exhiben su cercanía con el ex presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, y muestran que hubo planes de secuestrar los misiles Exocet transportados desde Francia.
Además, revelan que desde el 2 de abril y hasta el avance de las fuerzas británicas a la zona del conflicto, la entonces primer ministro estuvo dispuesta retomar las negociaciones por la soberanía.
"La retirada de las fuerzas argentinas se podrían haber asegurado sin necesidad de acción militar. Argentina hubiese ganado representación en una comisión provisional y un compromiso para la realización de negociaciones que decidan el estatus definitivo de las islas antes de fin de año, dijo.
"Repugnante como era que el agresor gane algo con su agresión, parecía un precio aceptable a pagar", agregó, respondiendo a las presiones que ejerció el secretario de Estado de Estados Unidos de ese entonces, Alexander Haig, para lograr una solución pacífica.
En la quinta reunión del comité que el Reino Unido creó para seguir el conflicto, el 12 de abril, la "Dama de Hierro" explicó que los puntos del acuerdo diplomático propuesto por Haig eran "aceptables" y "podrán ser "defendidos en el Parlamento". La iniciativa incluyó crear un período provisional donde se marcase una zona de desmilitarización para ambos países, representación argentina en los consejos ejecutivos y legislativos de las islas y la creación de una comisión especial que recomiende el manejo de temas como el transporte y las comunicaciones.
En el siguiente encuentro, un día después, Londres aceptó poner como plazo el 31 de diciembre para terminar con ese interinato y empezar a negociar el estatus definitivo de las islas. Durante su intervención, Thatcher se opuso a que el proceso se lo llame "descolonización", solicitó que Estados Unidos tome un rol militar "por si la crisis se renueva a fin de año" y que "el deseo de los isleños será central en la posición" de su gobierno.
En otra reunión, la conservadora sostuvo que un acuerdo por la soberanía de las Malvinas, no tiene que incluir necesariamente a las islas Georgia y Sandwich "que son de suma importancia para los reclamos relacionados a la Antártida". Los encuentros posteriores dan cuenta de los resultados "inquietantes" y "decepcionantes" de las negociaciones que Haig realizó en Buenos Aires. Según los británicos, estas "no salvaguardan los intereses y principios esenciales británicos con respecto al retiro de las fuerzas militares, la administración interina y un acuerdo a largo plazo donde se respeten los deseos de los isleños".
El 25 de abril, el Reino Unido tomó posesión de la Georgia del Sur, lo que según Thatcher "cambió radicalmente la situación" y dos semanas antes de la rendición argentina, su posición se modificó al punto de negarse al pedido de Reagan de mostrar voluntad al diálogo. "Hubiesen actuado igual si era Alaska la que estaba amenazada", le respondió la inglesa en una conversación que ambos líderes mantuvieron el 31 de mayo de 1982.
Sin embargo, en ese diálogo, Thatcher admitió que tras la guerra estaba "dispuesta a considerar un cambio y no necesariamente esperar un retorno al statu quo anterior a la invasión". "El futuro probablemente reside en un acuerdo que no supone ni la soberanía británica o argentina, sino alguna forma de independencia o cuasi-independencia de las islas", concluyó.
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