Martes, 6 de marzo de 2007 | Hoy
En la Universidad Nacional de Tucumán se detectó la adulteración de notas. Hay once empleados sumariados e interviene la Justicia.
Por Javier Lorca
A cambio de una módica suma, el estudiante ausente en el examen no sólo se materializaba retrospectivamente, sino que aprobaba con un también módico cuatro. El rumor sobre la existencia del delito empezó a correr a fines del año pasado en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Tucumán, una de las facultades más pobladas del Noroeste argentino, con más de 13 mil alumnos. Hasta que un anónimo llegó a las autoridades: se abrió un sumario y la auditoría interna habría constatado decenas de casos en que las notas volcadas en el sistema informático no coincidían con los datos consignados en las actas manuscritas (en realidad, los respectivos “cuatro” coincidían con un sospechoso “ausente”). Tras una denuncia realizada por la propia universidad la semana pasada, la investigación ya está en manos de la Justicia federal.
Aparentemente, los alumnos se inscribían para dar un examen libre y el día de la prueba no se presentaban. Por eso en la planilla que confeccionan los profesores figuran como ausentes. Sin embargo, después aparecían como aprobados en el sistema informático que funciona en la facultad desde 2001. Lo que no está determinado es si el fraude era tejido por personal de la universidad con acceso al sistema –previa coima– o si el programa fue vulnerado por un hacker externo.
Las sospechas apuntan a la primera hipótesis. Es que un muestreo realizado al azar encontró que varios registros informáticos originales habían sido modificados, usando las claves de acceso que sólo poseían ocho miembros de la Dirección Registro de Alumnos. De las 25 personas que trabajaban en el área, once fueron sumariadas por la universidad. Mientras avanza el sumario, el personal fue separado del cargo por 30 días, plazo que podría renovarse si no se alcanzan resultados. Ante la gravedad del asunto, la facultad suspendió el jueves último la prevista colación de grados. Recién cuando se compruebe que están en orden las notas y los analíticos de los 33 nuevos graduados, se les entregarán sus diplomas (podría ser esta semana).
En diálogo con Página/12, el rector de la UNT, Juan Cerisola, resumió así el cuadro: “Hace dos o tres semanas, en la facultad se detectó una no concordancia entre las notas en las planillas de los profesores y el sistema informático, lo que haría parecer que hubo una adulteración de notas. He pedido que se efectúen todas las tramitaciones para determinar si hubo ilícitos y proceder como corresponda. Ya se hizo la denuncia judicial y se ha separado en forma transitoria al personal”. El rector admitió desconocer aún “si se trata de diez casos o de cien”, pero se comprometió: “No vamos a tapar ningún tipo de ilícito, sea quien sea el responsable”. El rumor que se repite en la facultad involucra en las irregularidades a estudiantes de familias acomodadas de Tucumán, incluso vinculadas con el Poder Judicial.
¿Cómo se destapó el fraude? El anónimo lo recibió un funcionario de Derecho, el secretario de Políticas Administrativas, Carlos Saltor, a fines de 2006. Ahí comenzaron las primeras auditorías que desembocaron, hace diez días, en la denuncia formulada por el decano de la facultad, José Luis Vázquez. El fiscal federal Carlos Brito solicitó que se le informe cuántas personas trabajan en la Dirección Registro de Alumnos y cómo se procesan las calificaciones de los estudiantes. La respuesta sería presentada hoy.
“Se habla de venta de exámenes y de cambios de notas, pero sólo se apunta a los no docentes. Si estas irregularidades ocurrieron, tiene que haber habido connivencia de otros sectores, incluidos funcionarios. No pueden haberlo hecho sólo algunos. Queremos que se investigue a todos”, insistió Hugo Morales, dirigente gremial de los trabajadores de la UNT. También en diálogo con este diario, el presidente del centro de estudiantes de Derecho, Santiago Yanotti (Franja Morada), recalcó: “A nuestro entender, esto pone en riesgo a toda la institución, es algo muy serio. Queremos que la investigación vaya a fondo para que no se manche el prestigio de la universidad y de nuestra facultad. Creemos que se trata de casos aislados de corrupción. Un grupo minúsculo no puede manchar el esfuerzo de miles de estudiantes del noroeste del país”.
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