Domingo, 4 de marzo de 2012 | Hoy
Por Juan Gelman
El gobierno sirio no cesa de reprimir brutalmente a sus opositores y muchos se preguntan por qué no intervienen abierta y militarmente EE.UU. y la OTAN, como en Libia. La primera consideración es bastante obvia: Siria no es Libia. Por empezar, los alzados contra Khadafi contaban con una base territorial de operaciones en Bengazi, a casi mil kilómetros de Trípoli, bastión del dictador, en la cual pudieron recibir armas de Occidente y lograr una relativa organización. Hay, desde luego, otros factores y Hillary Clinton se encargó de explicar algunos sin velos en la lengua.
En primer término, el carácter de la oposición siria. Entrevistada por CBC News, declaró: “En realidad, no sabemos quién es el que recibiría las armas. Nos hemos reunido con miembros del Consejo Nacional Sirio (CNS). No están en Siria” (www.cbsnews.com, 26-2-12). Fue más explícita: “Conocemos a Al Qaida, Zawahiri (sucesor de Bin Laden) apoya a la oposición en Siria. ¿Vamos a apoyar a Al Qaida en Siria? Hamas ahora apoya a la oposición. ¿Vamos a apoyar a Hamas en Siria?”.
Sólo que Al Qaida combatió con los rebeldes libios –y junto a la OTAN–
y su influencia en el Consejo Nacional de Transición (CNT) es notoria: el 12 de octubre del 2011, Al Zawahiri instó a establecer en Libia un estado islámico basado en la sharia, y el 22 de octubre, el presidente del CNT, Mustafá Adbdulyalil, le hizo caso. “Cualquier ley que contradiga los principios del Islam es nula”, declaró (www.tribunade europa.com, 31-10-11). EE.UU. y la OTAN contribuyeron así a establecer la ley islámica en Libia en lugar de la jamairiya, ese híbrido del Islam que inventó Khadafi.
Hillary Clinton ahondó en otro aspecto fundamental. “A pesar de las grandes reclamaciones que escuchamos de quienes sufren los ataques despiadados de Assad, no se advierte un levantamiento en toda Siria similar al que se produjo en Libia. No se asiste a la formación de milicias en los lugares donde los militares sirios no están ocupados en apoderarse de Homs. Eso no sucede. De modo que si uno es un planificador militar o un secretario de Estado y procura adoptar una decisión, es porque tiene elementos que hablan de una oposición realmente viable, no vemos esto (en Siria).” Sin embargo, señaló que desde países vecinos a Siria se podría eventualmente enviar armas a la oposición. Esto no es una posibilidad, es ya un hecho (véase esta columna en Página/12, 26-1-12).
El periodista neoyorquino Nir Rosen, que recorrió Siria durante varias semanas y conversó con oficialistas y opositores, coincide con el diagnóstico de Clinton. “Los funcionarios estadounidenses y europeos” no saben a quiénes apoyar dentro de Siria. Los opositores exiliados, como los del CNS, están demasiado atareados en pelearse entre sí y muy desconectados de lo que ocurre sobre el terreno” (www.aljazeera.com, 24-2-12). La existencia de diferentes etnias suma complejidades y complicidades. La oposición es sunnita, el gobierno es apoyado por los alawitas, también por los cristianos, que temen que una Siria post Assad ponga fin al estado laico, los drusos están quietos a la espera del bando ganador y los kurdos rezan por la caída del régimen, cuyas fuerzas de seguridad, todas alawitas, ejercen un poder omnímodo. “La segregación es de tal naturaleza –anota Rosen– que quienes están con la oposición poco saben de aquellos que apoyan al régimen y viceversa.”
Representantes de más de 60 países árabes, europeos y de EE.UU. que conforman el llamado grupo Amigos de Siria se reunieron la semana pasada en Túnez en apoyo a la oposición. Se pronunciaron por un cese del fuego y por el envío posterior de una fuerza de paz de la ONU que Assad debería previamente autorizar. Claro que nada de esto sucederá: el autócrata está bien consciente de que Irak, Rusia y China lo sostendrán hasta el final. La conferencia parece una demostración del aislamiento internacional del gobierno sirio más que el preludio de una intervención de la OTAN.
El Pentágono, no obstante, ha diseñado planes para invadir Siria que sólo esperan el okey de Obama para llevarlos a la práctica (//edition.cnn.com, 25-2-12). Gozan de “un completo abanico de opciones”, según declaró un alto funcionario estadounidense que la CNN cita. Se ha calculado la cantidad de efectivos que cada una de ellas requeriría, así como “los tipos de unidades, equipo militar y armamento que potencialmente se necesitarían”. Pentágono prevenido vale por dos.
Existe “una oposición muy fuerte a la intervención extranjera, tanto dentro como fuera de Siria”, reconoció Hillary Clinton en la entrevista de la BBC. Agregó: “Tenemos un grupo de actores muy peligrosos en la región, Al Qaida, Hamas y otros que figuran en nuestra lista de organizaciones terroristas que apoyan o piden que se apoye a la oposición”. ¿Sería ésta una admisión implícita de que China y Rusia hicieron bien al vetar un proyecto de resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que demandaba a Assad que dejara el poder?
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