[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

- Comentarios de lectores

Si Brasil le gana hoy a la Argentina, leeremos comentarios de lectores de diarios on line argentinos de este tipo:

–Era previsible. Mientras los jugadores argentinos esperaron el partido en un hotel, los brasileños se alojaron en la Villa Olímpica y aunque son profesionales jugaron con el imprescindible espíritu olímpico. Por eso ganaron.

–Dunga, que es el entrenador de la selección mayor, estaba ahí. Basile, no. ¿Por qué no fue?

–Basta de Tristelme.

–Basta de Batista.

–Son todos unos fracasados.

–Maradona en las tribunas, ¿para qué? ¿Para meter presión?

Si gana Argentina, leeremos en los diarios on line brasileños:

–Era previsible. Mientras los jugadores argentinos esperaron el partido en un hotel, concentrados en lo suyo, los brasileños se alojaron en la Villa Olímpica, donde todo es jolgorio. Por eso ganaron.

–Basile no fue. Dunga tampoco tendría que haber ido.

–Basta de Dunga.

–Basta de Ronaldinhos.

–Maradona estuvo en las tribunas para alentar a los jugadores argentinos. ¿Dónde estaba Pelé?

- Aro, aro, aro

Los puestos en la zona ya estaban definidos cuando jugaron Argentina y Rusia. Los argentinos, en segundo lugar y los rusos eliminados. Unos, con el ánimo por el piso; los otros, con la cabeza en los cuartos de final Sin embargo salió un partido abierto y entretenido. Ganó Argentina 91-79 y Luis Scola la rompió: 37 puntos, la mejor marca individual de un argentino en los Juegos. Ahora toca Grecia, el rival que no quería Ginóbili (“honestamente hubiera preferido a China”), y lo que es peor si Argentina gana tendrá que jugar en semifinales contra el ganador de Estados Unidos-Australia, que ya se sabe quién será. Una previsible derrota contra los monstruos de la NBA no impedirá la posibilidad de jugar por la medalla de bronce, en teoría contra Lituania o España.

- Salta, pequeña langosta

La rusa Yelena Isinbayeva (foto), medalla de oro con record en salto con garrocha, tiene 26 años. Es hija de un plomero y de una cajera de supermercado con quienes vivía hasta no hace mucho, cuando cambió de entrenador y se estableció en Mónaco. Es una apasionada de la gimnasia y la Fórmula 1. Se reconoce “dormilona” (nueve horas por noche y dos horas más de siesta), pero se entrena con mucha intensidad a las órdenes de Vitali Petrov, que sigue muy unido a su antiguo pupilo, Serguei Bubka. ¿Podrá batir 35 veces su record tal como lo hizo Bubka?

- Sus records:

4,91m, 24/08/04 en Atenas

4,92m, 3/09/04 en Bruselas

4,93m, 5/07/05 en Bruselas

4,95m. 16/07/05 en Madrid

4,96m, 22/07/05 en Londres

5,00m, 22/07/05 en Londres

5,01m, 12/08/05 en Helsinki

5,03m, 11/07/08 en Roma

5,04m, 29/07/08 en Mónaco

5,05m, 18/08/08 en Beijing

- Curiosidad

En el buscador del Google hay más de un millón y medio de menciones de “Isinbayeva”. Siguen en orden decreciente: “Isimbayeva” (12.000), “Sinbayeva” (1370), “Isinvayeva” (257), “Issinbayeva” (32), “Isinballeva” (2) e “Inbayeva” (2).

- Salto sin garrocha

La brasileña Fabiana Murer dijo que nunca más en su vida regresará a China, caliente, enojadísima, después de que desapareciera misteriosamente su garrocha. Después de pelearse con las autoridades, plantarse delante de una china que iba a saltar para que detuvieran la competencia hasta que apareciera el elemento y reclamar en todos los idiomas, aceptó saltar de todos modos. Y no pudo sobrepasar los 4,65m. Si se considera que tiene una marca de 2,80m bajo techo y que podía pelear por una medallla, se explica mejor su enojo.

- Leonas

Lo mejor del partido de Las Leonas fueron los dos goles de Nueva Zelanda. Mejor dicho, los festejos de los goles de Nueva Zelanda con un scrum de media docena de diosas nórdicas. Los festejos de los tres goles de las chicas nuestras también estuvieron buenos. Sin babearse, Argentina va a jugar mañana a las 9.30 contra las campeonas del mundo, Holanda. Un partidazo.

- Cuento chino

(Autor anónimo)

En el Reino de Chu vivía un hombre que vendía lanzas y escudos.

–Mis escudos son tan sólidos –se jactaba– que nada puede traspasarlos. Mis lanzas son tan agudas que nada hay que no puedan penetrar.

–¿Qué pasa si una de tus lanzas choca con uno de tus escudos? –preguntó alguien.

El vendedor no supo qué contestar.

(Continuará)