Desde París

Sigue siendo una potencia, pero el tenis argentino confirmó este año en Roland Garros que los sueños y las realidades de hace sólo un lustro ya no son posibles. En aquel 2004, Gastón Gaudio derrotó en la final a Guillermo Coria en un torneo con tres semifinalistas argentinos, y en este 2009, la única carta albiceleste se llama Juan Martín Del Potro, ganador hoy y rival el martes del francés Jo-Wilfried Tsonga en un “caliente” partido con destino de cancha central. El ganador de este juego evitará en cuartos de final al serbio Novak Djokovic, cuarto en el ranking, que ayer perdió de manera sorpresiva 6-4, 6-4, 6-4 con el alemán Phillip Kohlschreiber.

“Va a ser muy difícil, porque él es local, y seguro que jugamos en la central”, señaló Del Potro, quinto del ranking mundial, tras imponerse 6-4, 7-5 y 6-4 al ruso Igor Andreev, 27 del mundo. “¿Quién es el favorito para ese partido? ¿El número cinco del mundo o el local Tsonga?”, se le preguntó a Del Potro, que no dudó en la respuesta. “El local”, dijo el tandilense, que lamentó ser el único argentino que sobrevive en el Bois de Boulogne, tras caer ayer en tercera ronda Máximo “Machi” González por 4-6, 7-5, 6-1 y 6-0 ante el español Tommy Robredo.

“Lamentablemente perdió Machi. Ojalá siga con vida en este torneo, así en la Argentina pueden ver más Roland Garros y a un argentino en las instancias finales”, comentó Del Potro. “Me hubiera encantado quedarme en París con él –insistió Del Potro acerca de su amigo Machi– y tener los dos chances de seguir avanzando. Me toca a mí ser el único argentino, pero por otro lado eso me pone contento”, admitió Del Potro, que con su pase a octavos cumplió ya su mejor Roland Garros.

Machi González destacó que fue “el mejor torneo” de su vida, pero admitió irse triste por haber entregado un partido en el que el cansancio físico y mental lo superó. Tras una semana de descanso en su país, el argentino volará de regreso a Europa para jugar en Eastbourne y Wimbledon. Será su primera experiencia en césped, una superficie que desconoce. “No sé, nunca jugué en césped. Al fútbol sí, pero al tenis... Todos me dicen que es imposible jugar, pero a Juan Martín le gusta, es uno de los pocos que me dicen que sí, que se puede jugar ahí.”

Del Potro suele encontrar los caminos. Ayer no se sintió cómodo ante Andreev, un batallador de batería inagotable y potentes golpes con top spin. El choque tuvo su tensión. Por un lado la organización le negó a Del Potro el pedido de regar la cancha, que estaba ciertamente seca, y por lo tanto muy veloz. “Recién en el segundo set la regaron, pero con el sol y el viento que había el efecto se pasó rápido”, se lamentó el argentino, que tuvo dudas importantes en el final del partido, de dos horas y 22 minutos de duración y jugado a pleno sol. El tandilense necesitó seis match points para llevarse el último juego. Dos veces Andreev lo desairó con passing-shots paralelos, y por dos ocasiones consecutivas Del Potro cometió doble faltas cuando estaba en ventaja. Finalmente, con un poderoso revés paralelo, el argentino se instaló en octavos.

Especialista en superficies veloces, Del Potro va logrando una adaptación cada vez mayor al polvo de ladrillo. Además, ayer sumó su quinto triunfo en igual cantidad de enfrentamientos con Andreev. Un año atrás, el argentino llegó a Roland Garros como número 68 del mundo y cayó en segunda ronda. Hoy, consolidado entre los cinco primeros a sus 20 años, aspira a seguir avanzando en el que es uno de los cuatro torneos más importantes del mundo, y el máximo sobre esta superficie. La presencia de Del Potro en octavos compensa lo sucedido en 2008, cuando por primera vez desde 1999, el cuadro masculino de Roland Garros no contó con argentinos en la ronda de los últimos 16.