Domingo, 31 de mayo de 2009 | Hoy
DEPORTES › INDEPENDIENTE VENCIO A CENTRAL EN PARQUE PATRICIOS
El conjunto de Avellaneda volvió a la victoria mostrando un nivel bajo y sólo lo salvaron las actuaciones de Assmann y Daniel Montenegro, autor de los tres goles. Central complicó aún más su situación para quedarse en Primera.
Sucede a veces que el fútbol no tiene lógica ni explicaciones. Por eso Independiente puede ganar tres puntos muy importantes, casi sin proponérselo, jugando en un flojo nivel y sin hacer demasiado. Todo lo contrario a lo que intentó Central, que tuvo que quedarse con las manos vacías por la falta de efectividad en los últimos metros. Y que recibió un castigo inmerecido, pese a ser, por momentos, dueño del partido, por lo que complicó seriamente su situación en la lucha por no descender.
Sobre todo porque Independiente hizo poco para ganar. A tal punto que en grandes lapsos del partido, Central lo puso contra las cuerdas. Lo arrinconó contra el arco de Assmann y le generó poco más de una docena de situaciones de peligro. Pero ni Vizcarra ni Fronzoia estuvieron finos a la hora de definir y, para colmo, Assmann tuvo una tarde implacable. Y a partir de esa seguridad del arquero se disimularon las falencias que tiene en todas sus líneas el equipo de Gallego.
Porque la defensa volvió a mostrar que le falta engrane, con cierres a destiempo y muchas salidas en las que arriesgó más de lo que intentó jugar. Porque el mediocampo no pudo dar más de tres pases seguidos y los delanteros quedaron prácticamente aislados. Sin embargo, el fútbol no tiene lógicas y para colmo Independiente tiene a Montenegro, que está dulce, viene en racha y con tres bombazos de afuera –uno sin querer– puede darle una gran victoria a su equipo.
Por eso lo sufrió Central, que pareció terminar resignado, pese al amor propio de Cristian González y la movilidad de Zelaya. Sin mucha claridad para buscar aunque sea el descuento, que hubiese sido mucho más justo de lo que reflejó el marcador final. Es que el 3-1 suena exagerado, como un castigo demasiado grande para un Central que hace cuatro partidos que no gana y ya tiene a Gimnasia pisándole los talones. No está de racha, claro está. Muestra de eso fueron estos 90 minutos y también la llegada del descuento a sesenta segundos del final.
Fue entonces cuando los reproches cambiaron de lado. Y lo que a los 6 minutos era una lluvia de insultos para los jugadores de Independiente, sobre el final esos nubarrones oscuros terminaron empapando a los de Central. Porque así de impredecible es el fútbol y así de ilógico también. Al punto que Independiente recuperó la sonrisa sin transpirar demasiado, mientras Central deberá seguir trabajando hasta la fecha final, si pretende salvarse del descenso.
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