El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quiere ser vicepresidente. No se trata del hombre que completará la fórmula peronista para el 2011 ni el que desbancará a Julio Cobos. Su aspiración es más módica, aunque en el mundo del fútbol impacta. El político del bigote nietzscheano y las frases ocurrentes acompañará al candidato a presidente José Luis Meiszner en su intento por volver a conducir Quilmes. El 1º de agosto hay elecciones en el club que retornó esta temporada a Primera División. Los dos potencian las posibilidades de la lista oficialista que, desde el gobierno, aspira a superar la barrera de los cinco años de permanencia consecutiva en la elite del fútbol argentino. Sus partidarios descuentan que los comicios serán un trámite, a pesar de que se presentará una lista opositora y de que ésta interpuso un recurso de amparo para postergarlos hasta octubre. El binomio tan mentado resultó clave para diagramar el nuevo mapa televisivo tras la rescisión del contrato de derechos de TV entre la AFA y el Grupo Clarín. Unidos por intereses convergentes y la misma pasión, ya son un polo de poder insoslayable en el universo de la pelota. El polo cervecero. No les hacen falta más cargos para demostrarlo, pero la camiseta tira.

Daniel Razzetto es uno de los ex presidentes de Quilmes (los otros son el propio Meiszner y el actual, Carlos Coloma), que ahora integra la lista de la agrupación Azul y Blanca junto al jefe de Gabinete. Su síntesis de por qué se conformó es básicamente deportiva: “A partir del último descenso y lo que costó volver a Primera, los que estamos involucrados en la vida institucional del club dejamos nuestros intereses personales de lado para intentar hacer las cosas bien. El fútbol no es matemático y nada nos garantiza buenos resultados. Pero trataremos de manejar con corrección las finanzas y superar ese umbral que Quilmes tiene en la A, de no haber pasado nunca los cinco años seguidos en la categoría”.

La presencia de Fernández en un eventual gobierno de la institución, ¿supone un reaseguro adicional? Si el fútbol se observa con una mirada política, podría suponerse que sí, pero en la cancha Quilmes suma casi tantos ascensos a Primera División como descensos a Segunda. Es el club que más veces subió a la A: ocho. También bajó otras tantas. El 16 de junio de 2007 había disputado su último partido en el torneo más importante de la Argentina. Y ahora que logró retornar, su objetivo es mantenerse con un presupuesto que superará los 20 millones de pesos por los ingresos que le deparará el programa Fútbol para Todos, más otros millones que aportarán los sponsors: la cervecera Quilmes, Telefónica y NEC, la empresa de computación cuyo CEO es el candidato a vicepresidente 3º de la lista oficialista, Carlos Martinangeli. Coloma es el aspirante a vice 2º y el jefe de Gabinete a vice 1º.

Cinco mil socios estarían en condiciones de votar en las elecciones que se realizarán el 1º de agosto siempre que no prospere el recurso para aplazarlas de Opción para el Cambio. Para Meiszner eso supone una chicana política. Sus palabras al diario El Sol, de Quilmes, descalificaron la actitud de la oposición que lidera otro ex presidente, Jorge Mañez. “Es una actitud de m...”, dijo el actual secretario ejecutivo de la AFA y alter ego de Julio Grondona. Su adversario, consciente del peso que tiene Fernández, apuntó en el mismo medio: “Creo que Aníbal sería el gran dirigente del club o el gran colaborador (...). Es el único capaz de unificar las ideas dentro de la institución, es el único capaz de unir el agua y el aceite que hoy existe en el Quilmes Atlético Club”. En cambio, a su compañero de fórmula lo defenestra: “Hay que refundar el club, se tiene que acabar lo de cumplir órdenes y ser mandado”. Mañez se queja todavía hoy de que Meiszner lo quiso manejar cuando era presidente.

El funcionario más locuaz del gobierno nacional ya tiene cierta experiencia como dirigente deportivo. Presidió la asamblea de representantes del club. En eso se parece a otros políticos o sindicalistas influyentes. El líder de la CGT, Hugo Moyano, cumplió un papel clave en la asamblea de representantes de Independiente cuando se aprobó la convocatoria de acreedores. En Quilmes, según Razzetto, “queremos terminar con la improvisación, que la dirigencia tenga cierto grado de profesionalismo, lo que no quiere decir que estemos a favor de las sociedades anónimas, sino todo lo contrario”. Además de los ex presidentes que integran la Azul y Blanca, en la lista también va Facundo Fernández, militante peronista e hijo de Aníbal.

Ubicado en un municipio que ya gobernó el jefe de Gabinete en 1991 cuando integraba la Liga Federal de Eduardo Duhalde, también su ex chofer Sergio Villordo (enfrentado más de una vez con Meiszner) y ahora Francisco “el Barba” Gutiérrez, Quilmes es un club que siempre insinúa más de lo que concreta.

Fernández prometió que concurrirá a las reuniones de comisión directiva, aun cuando tiene obligaciones sensibles en el Estado. El candidato a presidente descansa en su compañía. “Que hombres ubicados en estamentos importantes hayan dicho que sí y estén preparándose para una nueva gestión a mí me deja tranquilo”, dijo en una entrevista reciente que la AFA subió a su página web. El viernes pasado se ufanó: “Voy a ir en una fórmula con el jefe de Gabinete”. No era para menos. Aníbal sostuvo en el número de abril de la revista Un Caño que “remaría horas en el dulce de leche” para que Quilmes ascendiera a Primera. Ahora que lo consiguió, seguramente se aferrará a un par de remos cortos para escaparle al descenso. Insoslayable meta de alguien que en el mismo reportaje confesó: “Cuando juega Quilmes no me interesa el fútbol, sólo quiero que gane”.