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La Selección Argentina está hospedada en uno de los mejores complejos deportivos de Brasil: Cidade do Galo, del Atlético Mineiro, fue especialmente acondicionado para Lionel Messi y sus compañeros. El predio de diez hectáreas está ubicado en las colinas de la localidad de Vespasiano, en las afueras de Belo Horizonte. Cuenta con cuatro campos de juego para entrenar, dos complejos habitacionales de gran confort y el denominado “centro de excelencia”, donde los jugadores argentinos disponen de un gimnasio con equipamiento de última generación, piscina de recuperación, vestuarios, sauna, fisioterapia y kinesiología.

El blanco y negro del Mineiro se combina ahora con el celeste y blanco y los grandes carteles con frases motivacionales impresas sobre banderas argentinas que tapizan el complejo. “Abran paso, perseguimos un sueño mundial”, “Fútbol por las venas”, “Por la gente, por la gloria, por la historia”, “La ilusión es el camino, la victoria, el destino”, “Viajan 23, empujan 40 millones hasta la final” y “Si podemos soñarla, podemos alcanzarla”, son algunos de los mensajes colgados en los balcones de las habitaciones y los alambrados.

La polémica frase que embanderaba el arco de ingreso a Cidade do Galo, “Bienvenidos futuros campeones”, fue retirada el fin de semana y reemplazada por un formal “Bienvenidos - Bem vindos”. Pero no la sacaron del frente de la carpa armada especialmente para albergar a los familiares de los jugadores en los días libres.

“Esta es la villa de la alegría y el sí. Bienvenidos futuros campeones”, se lee en letras gigantes. Hasta allí no llegaron las “cábalas” de algunos integrantes de la delegación argentina que llevaron a sacar el otro cartel.

El edificio destinado a los jugadores de la Selección está en la parte más alta del complejo. El escudo del Atlético Mineiro es escoltado por dos grandes columnas recubiertas por telas celestes, blancas y negras, y acompañado por dos gigantografías de la bandera argentina y el escudo de la AFA.

Las habitaciones dobles son sencillas, pero confortables. Adornadas con fotos de lugares típicos argentinos, como por ejemplo el puerto de Mar del Plata o el Cabildo en la Plaza de Mayo, cubrecamas azules y cortinas blancas, cuentan con televisores LCD –a pedido de la AFA–, frigobar y una pava eléctrica, indispensable para calentar el agua para el mate.

Los jugadores contarán con un comedor exclusivo para ellos. La AFA lleva a dos cocineros y el tradicional mozo de los futbolistas, Daniel Lazcano. Pegado se encuentra el lugar de estar, con grandes sillones negros frente a una descomunal pantalla de televisión conectada a una consola de PlayStation, el juego favorito de Messi, todo enmarcado por un arco y su red.

En el deck exterior, una mesa de billar, otra de ping-pong y un metegol, cuyos jugadores fueron pintados con los colores de Argentina y del Mineiro. Infaltables, tres parrillas para el asado.

Más abajo, cerca de la entrada, se levanta el edificio donde se albergan los directivos de AFA, asistentes y sparrings, que cuentan allí con otro gimnasio y un comedor. La delegación argentina está integrada por 73 personas, incluidos el plantel y el cuerpo técnico.

El costado de este edificio está revestido con un mural gigantesco con la foto de la visita de la Selección al papa Francisco en el Vaticano, que llama la atención de quienes descienden desde la zona alta donde se albergan los jugadores.

“Todo fue preparado para que se sientan como en casa, para hacer más acogedor el lugar donde van a estar un mes”, declaró Rubén Moschella, el histórico empleado de la AFA abocado a las selecciones nacionales, encargado junto al vicepresidente segundo Juan Carlos Crespi de acondicionar Cidade do Galo para el Mundial. Moschella aseguró que “fue fundamental la colaboración del Mineiro”, que respetó todos los pedidos de la AFA. “El presidente, Alexandre Kalil, tiene mucho aprecio por la AFA y aceptó que Cidade do Galo fuera centro de entrenamiento con la condición de que sólo viniera Argentina”, relató el dirigente; Inglaterra y España también estuvieron muy interesadas en armar allí su cuartel general. “La verdad es que nos tratan como si estuviéramos en casa y no existe el no.” El Atlético Mineiro no licenció a ninguno de sus 140 empleados en Cidade do Galo, para ponerlos a disposición del seleccionado argentino.

Pocas horas antes de la llegada de la Selección, el utilero Mario De Stéfano se dedicó a preparar la vestimenta y el calzado que usarán los jugadores, mientras otros colaboradores descargaban el envío de indumentaria y alimentos que se mandó un mes atrás desde la Argentina, pero que por problemas aduaneros llegó recién el domingo a Vespasiano.

Cada detalle está contemplado en Cidade do Galo. Desde un espacio especial para lavar los botines y la frondosa vegetación iluminada de noche de celeste y blanco, hasta equipos de resonancia magnética traídos desde Italia para realizar en el lugar los estudios que hicieran falta sin salir del predio.

Se instalaron incluso antenas para mejorar la red de Internet que utilizarán la AFA, la prensa y los jugadores, adictos a sus celulares inteligentes. “Sin dudas, ésta es la mejor concentración que tuvo una Selección Argentina desde que tengo el placer de acompañarla”, señala Moschella, que cumplirá con éste su octavo Mundial.