Dice en voz baja que el próximo domingo va a ir a La Bombonera, y se le dibuja una sonrisa en la cara. Es que la cancha de River no parece el mejor lugar para anunciarlo. Mejor dicho el Museo River Plate, que es el lugar en donde se realizó la presentación de La cancha peronista. Fútbol y política (1946-1955) –editado por la Universidad de San Martín–, el libro en el que compiló artículos propios y de una decena más de autores. El historiador israelí Raanan Rein –vicepresidente de la Universidad de Tel Aviv– es un especialista en Historia Latinoamericana, se ha dedicado con énfasis a la Argentina y muy particularmente al peronismo.

Rein, asiduo visitante de Buenos Aires, es de Atlanta. “Aunque debo confesar que es difícil, la performance del equipo no ayuda mucho. Pero lo sigo desde allá (Israel) por Internet, y me da alegría cuando ganan, aunque eso no ocurre con mucha frecuencia.” Rein ya había abordado la historia del fútbol local en Los Bohemios de Villa Crespo: judíos y fútbol en la Argentina (2012). Pero en La cancha peronista. Fútbol y política (1946-1955) se amplía el foco de atención, ya que se trata de un trabajo exhaustivo sobre lo que ocurrió en los clubes de fútbol durante el primer peronismo. Los diferentes artículos que integran el libro repasan el rol de la revista Mundo Deportivo para construir la mirada peronista del deporte argentino, la huelga de jugadores de 1948 y la evolución de la masa societaria en los clubes de fútbol. Además, claro, se analizan aspectos muy diversos de los clubes de fútbol y su relación con el gobierno: San Lorenzo de Almagro, Vélez Sarsfield, Gimnasia y Esgrima de La Plata, Estudiantes de La Plata, River Plate, Racing, Boca Juniors, Atlanta, y Talleres de Remedios de Escalada, son algunas de las camisetas que se transpiran en el libro.

–Luego de un cuarto de siglo trabajando temas del peronismo, usted se dio cuenta de que no había nada de material académico publicado sobre fútbol y primer peronismo. ¿Ese vacío fue el puntapié inicial para comenzar con la compilación de La cancha peronista?

–Sí, porque a mí me sorprendió mucho tener una bibliografía tan voluminosa sobre el peronismo por un lado, y la pasión argentina por el fútbol por el otro, pero que no haya casi nada escrito sobre ambas cuestiones. Esta es la primera compilación de estudios académicos sobre lo que pasaba en los clubes de fútbol durante la década peronista. Yo había abordado algo en mi libro anterior, dedicado al Club Atlético Atlanta, Los bohemios de Villa Crespo. Pero este libro no es un libro tanto de fútbol, sino que es un libro que toma los clubes de fútbol como una lente adicional, para entender mejor ciertos procesos que ocurrieron durante esos años, para entender a la sociedad civil argentina. Los clubes de fútbol reflejaron las luchas, los conflictos y la polarización en la sociedad argentina en su conjunto, y eso es lo que intentamos estudiar en este libro.

-¿Por qué Juan Perón es el presidente argentino que quedó asociado más que cualquier otro con el deporte, y se ganó los apodos de “primer deportista”, “presidente del fútbol argentino” y “primer hincha”?

–Por varias razones. Primero porque ningún otro gobierno anterior, y quizá tampoco gobiernos posteriores, ha invertido tanto en el deporte y ha conseguido tantos beneficios del mismo. Luego, porque se trataba del primer presidente argentino que era deportista. Perón en su juventud practicaba distintos deportes, iba a ir en la delegación argentina a uno de los Juegos Olímpicos (para competir en esgrima, deporte del que era campeón militar), pero no lo dejaron (en 1924 Agustín P. Justo era ministro de Guerra y se negó a autorizar el viaje), y luego es el primer presidente argentino en entender la oportunidad que ofreció el deporte para movilizar el apoyo de amplios sectores. El único presidente anterior que tenía interés en el fútbol era el presidente (Agustín P.) Justo. Y los dos estadios más importantes, el de Boca Juniors y el de River Plate, se construyeron durante la llamada Década Infame. Sin embargo, recién con el peronismo vemos una política estatal para fomentar los distintos deportes de adultos y de niños, de hombres y de mujeres, en la Capital Federal y en el interior del país. Todos estos aspectos, además de una máquina de propaganda como por ejemplo el semanario Mundo Deportivo, contribuyeron a esta imagen de Perón como el primer deportista y presidente del fútbol de Argentina.

–En uno de los artículos del libro usted se refiere al uso y abuso del deporte en la década del primer peronismo, ¿cuál fue el uso y cuál el abuso durante este período?

–El fútbol, como otros campos y áreas, refleja por un lado el impulso democratizador del peronismo, y por otro lado el impulso autoritario y personalista. En el sentido del uso, de la democratización del deporte, lo que se puede decir es que mucha más gente empezó a practicar fútbol, mucha más gente empezó a practicar deportes que antes eran privilegio de los sectores más poderosos, mucha más gente se asoció a los clubes de fútbol, muchas más entradas se vendieron para los partidos de fútbol. Pero por otro lado, también se nota el impulso autoritario en la ambición de dominar los clubes, en las prácticas de nombrar a Perón y Evita como presidentes honorarios o socios honorarios de los clubes, nombrar a los estadios o nuevas tribunas con sus nombres, “Perón” “Evita”, u otros conceptos relacionados con el justicialismo. En las memorias y balances de los clubes se ven fotos de la pareja presidencial, todo tipo de slogans peronistas. Entonces hubo uso al invertir dinero en el fútbol, en el esfuerzo de democratizar el deporte; y abuso en el intento de sacar rédito de esa inversión estatal para el partido gobernante.

–En el libro se analiza la “peronización” de los clubes de fútbol. ¿A qué se refieren con este proceso? ¿De qué manera se dio?

–Tenemos que hablar de un cierto continuum con dos polos que representan tipos ideales: uno de una peronización completa del club y otro de una resistencia tajante conservando la completa autonomía del club. Y los clubes están en distintos lugares a lo largo de este continuo, ninguno llegó a una peronización completa, ni tampoco ninguno llegó a resistir por completo las presiones por parte del Estado. Pero sí se notan muchas internas entre peronistas y anti peronistas, y sí se nota el éxito de muchos dirigentes de adaptarse a las circunstancias políticas cambiantes para asegurar la supervivencia de su club. Muchos hicieron todo lo posible para no identificarse demasiado con el peronismo, algunos sí, y por eso al caer Perón tenían que dejar su cargo en el club. En el caso de Atlanta, la peronización tenía que ver con el hecho de que dos miembros de la junta directiva del club fueron elegidos diputados por el peronismo en el Congreso Nacional, Manuel García y Manuel Alvarez. Entonces, si ayudaron al club a conseguir créditos del Estado, el hecho de que eran diputados del partido gobernante hizo que el club se considerara peronista. Y ésa es una de las razones por las que, una vez que cae Perón, clausuraron por un tiempo el estadio de Atlanta, encarcelaron a Manuel García y Manuel Alvarez. Algunos dirán que este precio que tenía que pagar el club tenía que ver también con su imagen judía, porque en el nuevo gobierno de la Revolución Libertadora estaban varias figuras de extrema derecha, y otros que apoyaban al Tercer Reich y a la dictadura franquista, y se conocían por su antisemitismo. Entonces, algunos relacionan también este precio que tenía que pagar Atlanta por su imagen judía y no solamente por su identificación con el peronismo.