El ATP de Buenos Aires tiene un nuevo finalista. Se trata del ascendente austríaco Dominic Thiem, actual número 19 de mundo pero a quien los grandes del circuito, incluido su víctima ayer, el primer favorito del certamen y campeón defensor, Rafael Nadal, lo ubican más temprano que tarde entre los diez primeros jugadores del mundo. Ese parece ser su destino y ayer dio sobradas muestras de sus capacidades para derrotar al número cinco del mundo por 6-4, 4-6 y 7-6 (4) y alcanzar así su primera final en la temporada. Su rival hoy en el partido trascendental será el español Nicolás Almagro, que eliminó al segundo favorito, su compatriota David Ferrer por 6-4 y 7-5.

“Buen saque, buena derecha y juventud”, esas fueron las características del juego de Thiem que había señalado Nadal y que ayer aplaudieron los aficionados que llenaron el estadio central del Buenos Aires Lawn Tennis, a medida que el austríaco mostraba el ímpetu de su juego y exigía a Nadal. Las diferencias fueron escasas. Ambos fallaron en momentos clave y también aparecieron cuando el partido se los exigió. Tan parejo fue que apenas se quebraron una vez cada uno en el partido, que finalmente se definió en el tie break de la tercera manga.

La estatura de Nadal es inmensa, se sabe: 67 títulos, 14 de Grand Slams. Thiem, con apenas 22 años, lleva ganados ya tres títulos en su carrera, todos en 2015: Gstaad, Umag y Niza, este último frente al correntino Leo Mayer, es una de las promesas más firmes del tenis mundial, con un juego potente y agresivo, buenas condiciones físicas y recursos técnicos que el público aplaude y festeja.

“Fue un partido complicado, ante un rival de primera”, comentó Nadal tras la derrota. “El deporte es como una balanza y siempre hay que darle el mérito al rival”, agregó el mallorquín, que ahora comenzará a preparase para el ATP 500 de Río de Janeiro. “Hice las cosas para ganar, tuve una pelota para partido, pero no pudo ser. Quizás me faltó un poco de consistencia”, completó Nadal, quien volvió a quejarse del calor de Buenos Aires: “Aunque después de Australia llegué bien aquí, me costó adaptarme a las condiciones extremas”.

Thiem, por su parte, que había transitado hasta el cruce de ayer un cuadro accesible –Pablo Carreño Busta (64), Gastao Elias (142) y Dusan Lajovic (79)– se mostró feliz. “Disfruté mucho la victoria. Es la mejor de mi carrera”, dijo, y agregó: “Para ganarle a Nadal hay que ser agresivo porque a la defensiva no hay chances. Intenté hacer eso y tuve suerte. Traté de jugar puntos cortos para que él no tuviera posibilidades de imponerse”.

Thiem buscará hoy una nueva victoria sobre Almagro (72), a quien viene de eliminar en la segunda ronda del Abierto de Australia por 6-1, 6-1 y 6-3. El ganador del ATP Porteño en 2011, y que venía de dejar en el camino a Jo-Wilfried Tsonga (9), no tuvo mayores problemas para eliminar a Ferrer, que debió jugar prácticamente dos partidos en la misma jornada, ya que antes de enfrentar a su compatriota completó ante el uruguayo Pablo Cuevas (34) el partido suspendido en la noche del viernes por lluvia (4-2) y que ganó 6-4, 1-6 y 6-3.