Domingo, 12 de marzo de 2006 | Hoy
El equipo de Avellaneda igualó en un gol ante Central y detuvo su racha de derrotas. Astrada debutó como técnico de los rosarinos.
Jugó de visitante, no perdió y logró su primer gol bajo la conducción de Diego Simeone. Visto así, Racing dio un paso adelante en su visita a Central. Pero si se echa el ojo sobre lo mostrado en 90 minutos de fútbol, el equipo de Avellaneda jugó con suficiencia para justificar su preocupante presente: está último y todavía no ganó.
Para este Racing de acciones devaluadas (las de Marín y futbolísticas) no sufrir una nueva derrota puede ser síntoma esperanzador. Más aún si la igualdad viene acompañada, como la de ayer, con un grito de gol que sirvió para esquivar la octava caída. Y por esto, el Cholo dejó el Gigante de Arroyito con el puño derecho apretado.
Es que con los números a un lado, el fútbol desplegado en Rosario no se distanció del soportado en los encuentros anteriores. Pero como Central, que mostró el debut de Leonardo Astrada como entrenador, también anda con dificultades serias para jugar al fútbol, las penurias se unificaron y los puntos se repartieron, dejando la sensación de justicia.
Los rosarinos insinuaron cierto protagonismo en los primeros 15 minutos del partido, donde Coudet imponía presencia sobre el costado derecho. Pero el Chacho no tuvo cómplices. Y rápidamente el juego cayó en un vacío de emociones. Y en Racing, en cambio, era Moralez el que jugaba en soledad.
Entre patadas y protestas, la joven defensa que armó el Cholo –ninguno de los cuatro es mayor de 21– abrió el partido: Menghi le pegó de punta para rechazar dentro del área menor, rebotó en la espalda de Cabral y Ruben se quedó sólo para definir ante un sorprendido Campagnuolo.
Con los equipos teniendo dificultades para crear riesgo, la ventaja sacada por Central parecía ser determinante. Pero los dirigidos por Astrada no se animaron a ir por el segundo en el complemento (tirando el primer tiro al arco a falta de seis para el final). Y en la única jugada limpia de Racing, Valdemarín cabeceó al segundo palo un centro de Romero para llegar a la paridad.
Restaba mucho por delante. Pero para estos equipos ese tiempo era muy poco. Si se tiene en cuenta el promedio de gol de cada uno (cuatro tantos en nueve juegos), eran necesario mucho más que 30 minutos para buscar un ganador. Y a los entrenadores el punto les agradó: Astrada sumó en su presentación en Rosario y Simeone abrazó su primera unidad como entrenador.
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