DEPORTES

Negro porvenir

Por Juan Sasturain
Desde La Casa


Ya lo hemos dicho otras veces pero es oportuno recordarlo ahora: el viejo fútbol tiene futuro, un maravilloso futuro negro. Porque más allá de resultados ocasionales y estadísticas pedorras, en esos muchachos negros, en esos países africanos cambiantes –hoy están Costa de Marfil y Ghana sobre todo; en otros momentos Camerún o Nigeria o Senegal, con más similitudes que diferencias entre sí– está lo que se viene, lo que ya es en parte una realidad incontrastable. Y ese futuro es muy bueno para el fútbol como juego. La exhibición de superioridad de Ghana ante República Checa ayer, tuvo –pese a lo exiguo del 2-0– la misma holgura que la supremacía de España ante Ucrania y casi se acercó al paseo argentino por encima de Serbia y Montenegro. El mérito superlativo del maravilloso Essien y los suyos radica en que los checos, con Nedved y Cía, son o parecen un muy buen equipo y venían agrandados. Los aplastaron igual, a fuerza de audacia, sin complejos ni permiso alguno. Hasta con esos lujos “irresponsables”, hasta con esa “incapacidad para manejar los partidos” que les atribuimos con mezquindad...

Esa hermosa demostración de fútbol ofensivo, físico y técnico a la vez –fue un partido muy lindo, en general– contrastó con las otras dos muestras de fealdad que nos deparó la jornada. A primera hora, impresentables iraníes especuladores, embaucaron largamente a un árbitro comprador mientras a Portugal no se le caía una idea ni al amarrete de Filipao, un cambio... Los firuletes del hábil Cristiano Ronaldo resultaron en general improductivos y sólo Deco destrabó el asunto con un derechazo para enmarcar.

Y lo último, entre tanos y yanquis necesitados, fue una nueva demostración del mal gusto de Italia para jugar al fútbol, de la mediocridad de Lippi para elegir jugadores y plantar el equipo –al quedarse con uno menos sacó a Totti; sólo puso a Del Piero al tener uno más– y de cómo un partido mal jugado puede ser, con los ingredientes de la emoción, un árbitro tarjetero y el suspenso hasta el final, muy entretenido. Estados Unidos, con orden táctico y jugadores de llamativas deficiencias técnicas a la hora de resolver, lo pudo ganar pese a jugar un tiempo entero nueve contra diez.

Volviendo, recapitulando: esta Ghana no debió perder con Italia en la primera fecha como lo hizo. Una boludez defensiva permitió el 0-2 al final, con los tanos colgados del travesaño. Tampoco debió perder sus dos partidos Costa del Marfil. Sobre todo ante Holanda, a la que peloteó. Los dos equipos juegan bien, cuidan la pelota, atacan desde todas las posiciones, son fuertes y generosos. Cuando empiecen a embocarla más seguido, a conseguir un porcentaje mayor de goles convertidos por situaciones creadas (lo que define a los grandes equipos) no habrá con qué darles. El porvenir es negro, saludablemente negro.

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