Ante un estadio de Obras Sanitarias colmado con gente hasta en los pasillos, la selección argentina de básquetbol se despidió de su público con un cómodo triunfo ante Nueva Zelanda por 85-72, antes de los últimos amistosos en Madrid y Singapur y el objetivo de máxima que significa el Mundial de Japón. Luis Scola, con 29 puntos, fue el jugador más destacado del conjunto argentino, que también mostró a Andrés Nocioni como otro de sus jugadores destacados. Ginóbili, de partido de irregular, anotó sólo 12 puntos y lo mejor lo mostró en defensa.

En el arranque, el equipo argentino se vio sorprendido por la efectividad en los tiros de tres puntos de los visitantes, que con tres de cuatro en triples, en los primeros tres minutos, tomaron una rápida diferencia. Pero bastó que Argentina ajustara las marcas en el perímetro para que el desarrollo cambiara radicalmente y se diera lo que todos suponían y esperaban.

Con un muy buen juego de pases y lastimando con Scola en la zona pintada, el equipo de Hernández achicó la desventaja y muy pronto pasó adelante en el marcador. Dentro de un nivel parejo, lo de Scola era superlativo, con 15 puntos en el primer cuarto y 23 en la primera mitad. Si bien en la medida que entraron los suplentes el equipo perdió algo de lucimiento, en ningún momento Nueva Zelanda pudo equiparar el desarrollo, más allá de los aciertos con los lanzamientos externos.

Estaba claro que Argentina marcaba grandes diferencias en la lucha de los rebotes, lo que les permitía sólo un tiro a los visitantes, que por eso dependían demasiado de su efectividad. La otra clave de la primera mitad fue el dominio en la zona pintada que ejerció el equipo argentino, que no sólo ganó puntos en ese sector, sino que también le permitió tener espacios que los tiradores supieron aprovechar.

Parecía que Argentina liquidaba rápido el trámite, cuando sacó 19 puntos de diferencia gracias a unas ráfagas ofensivas de Ginóbili y de Nocioni. Sin embargo, cuando logró la máxima ventaja, a falta de 4 minutos 46 segundos del tercer cuarto, la rotura parcial del tablero determinó que el juego argentino perdiera toda la claridad y seguridad que había mostrado hasta entonces. Tanto que de ahí hasta el cierre del parcial no anotó ni un punto y permitió que Nueva Zelanda se arrimara a 9 puntos gracias a un segmento de 10-0.

Si bien Argentina mantuvo el control del juego, ya no mostró la misma solvencia que había exhibido en la primera parte. El juego se tornó más físico y pudo mantener la ventaja más con defensa, un aspecto que preocupaba a Hernández, que con otro atributo. Prueba de eso son los 53 puntos que anotó en los dos primeros cuartos y los sólo 32 que anotó en los otros dos.