Nadie hubiera esperado otro compromiso del temperamental entrenador de la Selección Argentina, Alfio Basile:

Se acabaron los días del Basile seleccionador, del ejecutivo de AFA que sólo elegía jugadores para afrontar partidos internacionales ricos en recompensa pero llenos de peligro. El técnico volvió al llano, a su trabajo, al día a día con los jugadores, a lo que más le gusta y mejor le sale. Por eso, en lo que él íntimamente considera como el verdadero arranque de su segundo ciclo como DT de la Selección, el día en que sus elegidos se juntaron en Ezeiza para comenzar a desandar el camino, Basile puso en blanco sobre negro el objetivo: quedarse con el título de campeón de América que la Argentina no gana desde 1993, cuando él dirigía aquel equipo.

“Antes era seleccionador. Esa era la realidad. Pero ahora eso cambió –disparó Basile de arranque–. Empecé a trabajar con 21 jugadores, a los que considero los mejores que juegan acá, aunque también hay otros en carpeta. Pero no sólo quiero entrenar, también quiero jugar. Ya le pedí a Grondona que organizara partidos amistosos. Quiero que este plantel juegue contra cualquier rival del exterior. Seguramente será en el interior de nuestro país”, agregó.

Más que un cientificista del fútbol, Basile es un iniciado: por eso insiste en regenerar “la mística” del seleccionado, algo que parece haberse perdido en los traslados de ida y vuelta a Europa. “Quiero trabajar con todos los jugadores locales acá, en el campo deportivo de la AFA, para que se conozcan y se forme la mística del grupo –se definió–. Mañana (por hoy) todos los jugadores vienen a almorzar. Vendrán todos los martes, no hay excusas. Los grupos se arman así. Así se forma la mística de un plantel.”

Cuando se planteó una distinción entre los futbolistas del medio local y los que juegan en Europa, Basile cortó con un argumento contundente: “Son todos argentinos, no son de acá y de allá. Algunos triunfan allá y otros triunfan acá”. Y siguió: “Todo el mundo sabe cómo son las cosas. Es una competencia leal y sana y yo tengo que decidir. No hay diferencias para nadie. Si tiene determinada edad y un buen nivel, mientras no esté rengo, lo voy a tener en cuenta”.

Basile ya estaba embalado para hablar de lo que más le gusta: “Aquí hay jugadores buenísimos, de primer nivel, pero hay que buscar siempre los momentos. Por ejemplo, hoy, Ezequiel Lavezzi (San Lorenzo) y Rodrigo Palacio (Boca) no podrían jugar porque están lesionados. Maxi Rodríguez (Atlético de Madrid) tampoco, pero dentro de un mes van a estar en su plenitud”, señaló.

“Veo todos los partidos de cualquier parte del mundo donde haya un jugador que me interese. De cualquiera que me puedan preguntar, sé cómo anda –insistió–. La única ventaja que tienen los del medio local es que los sigo más de cerca. Ahora, los que juegan en Europa tienen la oportunidad de enfrentar a los mejores jugadores del mundo. Pero con el mix vamos a hacer todo lo posible para ganar la Copa América”, opinó. A los amistosos del 2 y el 6 de junio, con Suiza en Berna y con Australia en Melbourne, Basile llevará jugadores que actúan en Europa: los que mejor rindan se sumarán a este plantel que se entrenará en Ezeiza para jugar la Copa América.