Fue más, pero no estuvo acertado, ni preciso, y el castigo fue el empate. ¿Mereció haber ganado? Le faltó la justeza necesaria para trasladar a la red la superioridad que impuso, en una noche floja, sobre un rival entusiasta, por momentos sorprendente, a la red contraria. ¿Habría sido justa la derrota? Pareció posible en esos contados minutos entre el gol de los locales y el empate de Battaglia, pero un resultado así no se hubiera ajustado, tampoco, al desarrollo del encuentro. Boca sacó un empate en su debut en la edición 2008 de la Copa Libertadores de América, cuyo título defiende, como visitante en Venezuela ante el subcampeón de ese país, el Unión Maracaibo. El transcurso del Grupo 3 de la Copa, que también integran Fluminense y la Liga Deportiva Universitaria de Quito, dirá si el resultado de anoche fue beneficioso o perjudicial.

En general, Boca aportó más peligro ante el arco de Henao, especialmente por el lado de Palacio, que lo que generó el conjunto local. Pero mientras se esperaba que Riquelme gravitara más en el juego, el armador participó poco y entonces el conjunto argentino sufrió las consecuencias: Palermo no estuvo fino y los venezolanos compensaron con despliegue las deficiencias futbolísticas.

En la defensa, Cáceres y Paletta sostenían el cero, pero del medio hacia adelante, con el campo cubierto de volantes locales, no había posibilidades reales de plasmar la superioridad. A 20 minutos del final, el técnico Carlos Ischia hizo dos modificaciones simultáneas, mandando a la cancha a Vargas y a Dátolo para oxigenar el juego, pero las variantes no dieron el resultado esperado.

Se quemaron los papeles de Boca con el golazo de tiro libre de Mea Vitali, casi desde 40 metros, a diez minutos del final: pareció que Caranta esperaba el centro cuando la pelota se le metió junto a su primer palo. Pero sólo dos minutos demoró en llegar el empate, tras un centro bajo que llegó desde la derecha y que Battaglia conectó batiendo a Henao.

En el final, Boca terminó suspirando por el empate. Le faltó un plus para conseguir la victoria en un partido que, como preveía su técnico Ischia, resultó arduo, y consiguió rápidamente la igualdad que por lo menos merecía, de acuerdo al trámite que había tenido el encuentro.