China está dispuesta a seguir ampliando los horizontes de su fútbol en el mercado de consumidores más grande del planeta. Por eso, el mismo día en que la policía suiza arrestaba a siete dirigentes de la FIFA, renovó un acuerdo de colaboración con la federación que preside Blatter. El dirigente reelecto por quinta vez se tiró flores con sus pares del fútbol chino: “Es grato ver los esfuerzos realizados por la Asociación y el gobierno chinos para realzar el potencial futbolístico de su país”. “China se ha beneficiado de los programas de la FIFA durante muchos años tanto a nivel administrativo como técnico”, le devolvió gentilezas el presidente de la AFC, Cai Zhenhua, citado por la agencia Xinhua.

Entre 2011 y 2014, FIFA brindó un total de 130 clínicas y seminarios a la AFC, sobre todo en apoyo técnico, arbitraje y cuestiones de administración del fútbol. Esta fluida relación deportiva remite a otra de orden político: la diplomacia del ping pong que llevaron adelante Richard Nixon y Mao para restablecer relaciones entre EE.UU. y China a comienzos de la década del ’70, cuando eran inexistentes desde 1949.

Los primeros norteamericanos que viajaron a Beijing en 1971 fueron jugadores de tenis de mesa. China avanza ahora abriéndose al mundo con la pujanza de su economía y el fútbol le sirve como una gran herramienta. El próximo paso del gigante asiático es organizar una Copa Mundial. Pero como mínimo deberá esperar hasta el 2026 o 2030. Antes se disputará el torneo en Rusia y Qatar si la FIFA no decide revisar su decisión, como pidió el primer ministro británico David Cameron.