Roberto Digón lanzará su candidatura a presidente de Boca en abril de 2007. Con un guiño del Gobierno nacional y el respaldo de un as de espadas como Carlos Bianchi, el ex dirigente es un testigo molesto para el oficialismo, ya que lo conoce bien por dentro, desde los años en que ocupaba una de las vicepresidencias. Pero además, porque tiene en su poder documentación con la cual respaldar sus denuncias contra Mauricio Macri y la comisión directiva que, con sucesivos cambios, aún le responde.

–¿Qué piensa cuando el máximo dirigente boquense y aspirante a la presidencia de la Nación se define como el representante de la nueva política?

–Macri tiene dos personalidades. Por un lado, la que se expresa en lo que dice y por el otro, lo que hace. El quiere venderle a la gente de que es un gran administrador y el día que se sepa la verdad de las cosas que pasan en Boca y en algunas de sus empresas... Fíjese lo que ocurrió con la venta de entradas para la final con Estudiantes. Se hizo a través de una de sus compañías, por Pago Fácil. Por una cuestión de ética, esto no debería haber sido así.

–Sin embargo, ser presidente de Boca le permitió a Macri reforzar sus expectativas electorales porque muestra su obra en el club y la proyecta a la función de pretendido gobernante.

–La gente, con los campeonatos ganados, no observa lo demás. Pero hay que mirar el último balance para darse cuenta. Boca, después de todos los jugadores que vendió, debe 75 millones de pesos. ¿Para qué vendieron a Fernando Gago? ¿Qué pasó con la transferencia de Carlos Tevez que hasta la investigó el Congreso de Brasil? ¿Por qué allá se comprobó que pagaron 22 millones y medio de dólares y a Boca entraron 16? ¿Dónde fue a parar la diferencia?

–Usted, ¿qué le diría al electorado que potencialmente va a votar por Macri en las elecciones del 2007, basándose en lo que realizó en Boca a lo largo de estos once años?

–Si uno elige a Macri, tiene que saber que está poniendo al zorro a cuidar el gallinero. No hay que dejarse llevar por las palabras y sí por los hechos. Hay que ver todo lo que sucedió en Boca con la venta y reventa de entradas, las transferencias de jugadores en las que siempre aparecen cifras distintas, lo que pasó con Fernando Belluschi y Ezequiel Garay, que los compró Boca, no pasaron por el club y fueron a parar a River. Esto es una vergüenza y en cualquier país sería producto de una investigación. Hasta el momento parecería que estas situaciones tienen impunidad, pero en algún momento se va a terminar con ella.