El Fondo Monetario Internacional finalmente no censuró las estadísticas del Indec, que tomó como válidas para elaborar sus propias proyecciones sobre la economía argentina para lo que queda del año y para 2009. Sin embargo, dejó sentado en su informe anual la desconfianza que existe dentro del país con las cifras oficiales de la inflación. “Analistas creen que la inflación actual de la Argentina es considerablemente mayor que la cifra oficial de 9 por ciento (acumulado en los últimos doce meses) a agosto”, señala el documento, en una mención que confirma lo anticipado por PáginaI12 respecto de que no habría una condena explícita contra los datos del Indec. La observación opera como un llamado de atención, que adquiere mayor visibilidad por el hecho de que sólo recae sobre el instituto argentino dentro del conjunto de países de América latina.

El Gobierno logró evitar una sanción que lo hubiera comprometido en tribunales. Había estudios jurídicos muy atentos a lo que fuera a plantear el FMI, listos para iniciar demandas en representación de bonistas con títulos que ajustan por CER en caso de cuestionar abiertamente los resultados del IPC. El Fondo sólo puntualizó que hay analistas que consideran que la inflación es más alta de la que se publica. En una llamada a pie de página, también aclara que los “datos del IPC de numerosas capitales de provincia para agosto se ubican generalmente por encima de esa tasa (de 9 por ciento), aunque la información provincial no refleja los cambios de precios de la misma canasta de bienes” que releva el Indec para medir la inflación en el área metropolitana. Con esa frase, el FMI clausura el debate sobre las diferencias entre los índices de precios provinciales y el del instituto nacional: no son comparables porque consideran productos diversos.

La mención del FMI a la cuestión del Indec aparece en su Panorama Económico Mundial, el informe que presenta todos los años antes del inicio de su asamblea conjunta con el Banco Mundial con un análisis sobre la situación económica internacional y de cada uno de los países que integran el organismo. En el apartado sobre América latina, el documento plantea que la inflación en la región terminará el año en 7,9 por ciento, su nivel más alto en tres años. Luego indica que se espera una desaceleración en la suba de precios en lo que queda de 2008 y en 2009, gracias al descenso de los precios internacionales de los commodities, a una política monetaria más contractiva y a un menor consumo. Pero dice que la inflación seguirá estando en niveles de dos dígitos en distintos países, incluidos Bolivia, Paraguay, Venezuela y varios de América Central. En ese punto, el informe agrega la frase que se mencionó al principio: “Y analistas creen que la inflación actual de la Argentina es considerablemente mayor que la cifra oficial de 9 por ciento a agosto”.

Respecto de la economía argentina, el FMI redujo de 7,0 a 6,5 por ciento su expectativa de crecimiento del PIB este año y la ubicó en sólo 3,6 para 2009. La inflación promedio de este año la proyectó en 9,1 por ciento, y lo mismo para 2009. Pero esa estimación toma en cuenta la evolución promedio del índice de precios, mientras que en Argentina y en la mayoría de los países de la región se utiliza otro parámetro, que es la inflación “punta a punta”. La diferencia es que en el primer caso en general se reflejan movimientos menos abruptos. Por último, el FMI señaló que el superávit de cuenta corriente alcanzará a 0,8 por ciento este año, pero caerá a -0,6 en 2009.