Jueves, 9 de octubre de 2008 | Hoy
ECONOMíA › OPERATIVO CONJUNTO DE LAS BANCAS CENTRALES DE LOS PAíSES EN CRISIS DISPONIENDO LA BAJA DE MEDIO PUNTO DE LA TASA DE INTERéS
Los países centrales siguen utilizando el arsenal tradicional para enfrentar el colapso de sus respectivos sistemas financieros, debacle que está empezando a afectar la economía de las empresas. Por eso disminuyeron las tasas de interés. Otro día de bajas en las bolsas.
Por Cristian Carrillo
Los principales bancos centrales del planeta buscaron ayer sorprender al mercado con un recorte coordinado de medio punto en sus respectivas tasas de interés. El banco central chino, que no integraba oficialmente el acuerdo, se sumó con una baja de la tasa para los préstamos a un año. A la vez, el gobierno estadounidense comenzó con la recompra de deuda de corto plazo de grandes compañías. En tanto, la nacionalización de bancos sigue a ambos lados del Atlántico. La Fed debió otorgarle 37.800 millones de dólares a la aseguradora AIG, rescatada a mediados del mes pasado, debido a que la firma ya consumió los 85.000 millones de la asistencia anterior. En Europa, el gobierno de Islandia estatizó su segundo banco. La administración Berlusconi garantizó la totalidad de los depósitos en su país. El resto de los estados en el Viejo Continente elevaron el respaldo sobre esas colocaciones y el Reino Unido lanzó un gigantesco plan de rescate que prevé la nacionalización parcial de sus bancos por 87.000 millones de dólares. Sin embargo, los temores por la recesión mundial le quitaron todo efecto a esas medidas. El propio secretario del Tesoro estadounidense, Henry Paulson, reconoció ayer que, incluso con estos anuncios, son inevitables eventuales quiebras bancarias, mientras que el sector real volvió a dar muestras de estancamiento. El resultado fue otra caída generalizada de las bolsas.
La iniciativa intentó ser un golpe de efecto, ya que hasta antenoche la decisión de una nueva baja de tasas era desmentida públicamente por las principales autoridades monetarias. Minutos antes de que comenzaran a operar las bolsas internacionales, la Reserva Federal, el Banco Central Europeo, el Banco de Canadá, Inglaterra, Suecia y Suiza bajaron sus tasas conjuntamente. El objetivo era enviar una señal de apoyo y coordinación a las expectativas de los inversores. De esta manera, el costo del dinero para el bloque de la eurozona quedó en 3,75 por ciento, mientras que en los Estados Unidos fue llevado a 1,5 por ciento. Al mismo tiempo, la Fed rebajó en medio punto su tasa de descuento, que sirve para operaciones de refinanciamiento excepcional, y la dejó en 1,75 por ciento.
En las últimas horas los principales bancos centrales se mantuvieron en contacto con el objetivo de amortiguar los efectos de la crisis que se multiplican día a día en distintos puntos del planeta. Luego de varios llamados que impulsó el propio Bush, se logró acordar un nuevo intento: reducir la tasas, aportar más liquidez, asegurar los depósitos para evitar una corrida y, si es necesario, nacionalizar entidades financieras en la cornisa. Los gobiernos no quieren repetir la experiencia de la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers. Desde entonces la tarea de recomponer la confianza fue infructuosa. Ahora las principales potencias del mundo buscan dar golpes de efecto para que se recupere la credibilidad en el sistema, por ahora sin éxito. Por lo pronto, el efecto del recorte de tasas “puede no hacerse sentir antes de entre 9 y 18 meses”, según estiman funcionarios del Tesoro de Estados Unidos.
También se desplegaron nuevas estrategias. De hecho, en esta especie de “prueba y error” en que se convirtió la política de los gobiernos de las economías otrora más prósperas del mundo, se dio marcha atrás con medidas impuestas para morigerar la volatilidad y que no dieron el resultado esperado. Tal es el caso de la venta a descubierto –operación que se realiza sin contar con el título o acción que se transa–, cuya prohibición fue levantada ayer. La Fed extendió aún más el uso de sus arcas ofreciendo comprar deuda a corto plazo u obligaciones negociables de empresas. La decisión busca otorgar liquidez a las finanzas corporativas.
“Debemos reconocer una cosa, incluso con las nuevas medidas tomadas por el Tesoro, algunas instituciones financieras quebrarán”, reconoció el secretario del Tesoro. Las palabras encorsetaron los mercados que, a cada palabra de Paulson, respondía con una baja. Es la segunda vez que la bolsa neoyorquina le envía un mensaje tan claro al funcionario. Los principales indicadores operaban en alza, más o menos digiriendo los anuncios. Palabras de Paulson mediante, las acciones en Wall Street se cayeron por sexta rueda consecutiva. El indicador del sector industrial Dow Jones cerró un 2 por ciento abajo, mientras que el tecnológico Nasdaq perdió 0,8 por ciento. En la última semana, el principal termómetro de la actividad fabril cedió 14,7 por ciento y a un año más de 30.
Los datos del sector real tampoco ayudaron para generar esa “confianza” que busca Bush. El Fondo Monetario reiteró su pronóstico de recesión para los Estados Unidos hasta buena parte del año que viene. “Los indicadores adelantados sugieren que la economía debería contraerse en el trimestre actual y al inicio de 2009”, ratifica el informe de Perspectivas Económicas Mundiales del FMI. En materia de autos, las perspectivas son sombrías: las ventas de automotores rondarán los 13,6 millones de unidades, nivel que no se registra desde hace casi dos décadas.
Del otro lado del océano, también sobrevuela el fantasma de la recesión. El primer ministro islandés, Geir Haarde, advirtió que la economía de su país tardará “años” en recuperarse. Ese gobierno además asumió el control del banco Glitnir, la segunda víctima en Islandia de la crisis. La medida tuvo lugar un día después de que adoptara una ley de emergencia para reorganizar su sistema financiero y de que interviniera el segundo banco en importancia en ese país, el Landsbanki.
El sistema bancario europeo siguió en el ojo de la tormenta. Los países insistieron en los anuncios de garantías para los depósitos de su población, pero el descrédito sobre el sistema es tal que las corridas no pueden detenerse. El jefe del gobierno italiano, Silvio Berlusconi, aseguró que ningún banco de su país quebrará y que por ello ningún ahorrista corre riesgo alguno. De todos modos, por la dudas, reconoció que existe la posibilidad de que el Tesoro italiano “intervenga” en bancos que no capten inversores. Por su parte, el primer ministro de Francia, François Fillon, informó que el gobierno creará una nueva “estructura legal”, para poder intervenir y apoyar rápidamente a los bancos en apuros. En esa misma línea, el gobierno británico anunció un gigantesco plan de rescate que prevé la nacionalización parcial de sus bancos por 50.000 millones de libras esterlinas (unos 87.000 millones de dólares), al tiempo que reclamó “un plan europeo de financiamiento” (ver página 6).
Los mercados del Viejo Continente respondieron con una sesión volátil: abrieron con fuertes pérdidas, a la par con el cierre de las plazas asiáticas; repuntaron a media jornada impulsadas por la baja de las tasas de interés y cerraron con un derrumbe generalizado. En Rusia, la operatoria tuvo que ser nuevamente interrumpida en dos oportunidades por superar en 11 por ciento cada una la caída. En la región las caídas fueron moderadas, donde Brasil perdió 2,9 por ciento y la Argentina 1,8 (ver aparte). En Asia, las bolsas abrieron anoche en baja, el Nikkei japonés perdía medio punto en los primeros minutos de la apertura y anticipa otra jornada movida y, para variar, barranca abajo.
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