Según los datos oficiales difundidos ayer, el costo de la Canasta Básica Alimentaria –utilizada como referencia para medir la línea de indigencia– bajó en mayo 1,5 por ciento. Pero, además, durante abril los salarios aumentaron un 1,62 por ciento en promedio y acumulan una mejora del 5,2 por ciento en el primer cuatrimestre, siempre en base a la información recabada y procesada por el Indec. Una familia tipo necesitó en mayo 391,10 pesos para cubrir las necesidades calóricas mínimas.

El costo de la canasta básica alimentaria acumula en lo que va del año una suba del 1,6 por ciento, contra una inflación del 4,4 por ciento a mayo, algo que pone de manifiesto un menor crecimiento en el precio de la comida. En ese mismo lapso, la canasta básica total se encareció 2,53 por ciento, salto que llega al 10,4 si se consideran los últimos doce meses.

El índice salarial, en tanto, subió 1,62 por ciento en abril y 5,2 por ciento en el primer cuatrimestre. La comparación favorece drásticamente a los empleados formales, en detrimento de aquellos que están en negro y de los estatales. Si se amplía la mira a la salida de la Convertibilidad, los datos oficiales dejan menos espacio para el optimismo, ya que mientras los sueldos mejoraron en promedio 67 por ciento, la inflación de ese período trepó al 81, algo que descubre el rezago de las remuneraciones en relación con la inflación.