Las fábricas alimentarias le llevaron ayer un menú de reclamos y de quejas a Felisa Miceli. Los pedidos fueron variados, pero en general apuntaron a un abaratamiento en los costos operativos. La cuestión es central ya que esas compañías, en su mayoría en manos de multinacionales, vienen reclamando que Economía les permita subir los precios de sus productos. Un hecho que para el Gobierno está condicionado a que las empresas demuestren un aumento de los costos. En este contexto, los empresarios liderados por Alberto Alvarez Gaiani pidieron la eliminación de las tasas que les cobran los municipios; el freno de los proyectos laborales que están en el Congreso y que fueron presentados por legisladores del oficialismo, y la reimplementación de los reintegros a las exportaciones. Este último punto había desaparecido por una medida tomada por Roberto Lavagna. Los dirigentes reclamaron también regímenes de subsidio y tasas preferenciales para los créditos que toman, en especial los destinados a las pymes. Después de la reunión, desde Economía dejaron trascender la “buena rentabilidad” que gozan las empresas del sector, en medio del crecimiento de la economía y la fuerte expansión del consumo. Una forma de decir que a las quejas les respondieron con números.