Miércoles, 19 de julio de 2006 | Hoy
Recibió a los representantes del Congreso Judío Mundial, de la DAIA y la AMIA en la Rosada. Se quejó por el tono de los discursos.
Por Diego Schurman
No hubo demasiado preámbulo. Prácticamente antes de que los representantes del Congreso Judío Mundial terminaran de acomodarse, Néstor Kirchner les manifestó su “molestia” por el discurso de Luis Czyzewski, de Familiares y amigos de víctimas del atentado a la AMIA. El Presidente repitió una y otra vez que había colaborado en todo lo posible por el esclarecimiento del hecho, diferenciándose de su predecesores, a los que consideró parte de “aquellos nueve años en que se trabajó para la impunidad”.
Kirchner expresó su queja en la Casa Rosada, durante un encuentro en el que también participaron representantes de la AMIA y la DAIA. Aquellas palabras condicionaron el desarrollo de la reunión, que sin embargo se fue distendiendo con el transcurrir de los minutos.
¿Qué había puesto tan molesto al Presidente? Por la mañana, Czyzewski había salido a cruzarlo duramente. “Después de tres años de gobierno ya no alcanza con decir que la causa AMIA es una vergüenza nacional, que la investigación es una cuestión de Estado y que dispone de todos los recursos que pidió”, dijo.
“Tampoco –continuó el representante de Familiares, que perdió una hija en el atentado– alcanza con firmar un decreto por el que se asume la responsabilidad del Estado de haber violado los derechos humanos a la vida y a la verdad, y ya no alcanza con que usted se comprometa ante los requerimientos que le llevamos cada vez que tenemos una reunión y que luego muchos de esos compromisos se pierdan en la burocracia estatal.”
Kirchner no pudo con su genio. Y de entrada fue duro y tajante. Hasta recordó su afán por esclarecer episodios ocurridos durante los años de plomo y trajo a la memoria el trabajo del Gobierno por el hallazgo de fosas comunes de desaparecidos. No hubo contrapuntos. El titular de la DAIA, Jorge Kirszenbaum, descomprimió rápidamente la situación destacando lo que a su entender fue el compromiso oficial con la causa AMIA.
“El Presidente no tiene que dar ninguna prueba de su vocación en la búsqueda de la justicia. El Gobierno está comprometido en la búsqueda de la verdad y la justicia”, reiteró el titular de la entidad judía. En esa misma sintonía se expresó luego uno de los miembros del Congreso Judío Mundial, el rabino Israel Singer, quien de paso recordó algunas palabras que intercambió con Kirchner en su última gira a Nueva York.
Hubo tiempo para que los invitados le pidieran a Kirchner una gestión de buenos oficios ante Hugo Chávez. El Presidente ofreció hacerla en Córdoba, donde se encontrará con el mandatario venezolano. No trascendió la inquietud que le despierta a la comunidad el líder de la República Bolivariana. Unos 45 minutos después de compromisos de búsqueda de la verdad, además de manifiestas preocupaciones por la guerra en Medio Oriente, el encuentro llegó a su fin. Kirchner se excusó de haber participado del acto en Pasteur por encontrarse en Paraguay.
Lo acompañaron durante el encuentro el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el ministro de Justicia, Alberto Iribarne, y el titular de la SIDE, Héctor Icazuriaga. Además de Singer y Kirszenbaum, entre los invitados estuvieron los integrantes Congreso Judío Mundial Edgar Bronfman (presidente), Shephen Herbits (secretario general), Mendel Kaplan (presidente del ejecutivo), Eduardo Elztain (tesorero), el director ejecutivo del Congreso Judío Latinoamericano, Claudio Epelman, y el titular de la AMIA, Luis Grynwald.
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