Domingo, 23 de julio de 2006 | Hoy
ECONOMíA › AUTONOMIA ENERGETICA Y FINANCIERA, OBJETIVOS DE UN NUEVO MERCOSUR
No sólo hay un cambio de diagnóstico y de formas. La estrategia del bloque, tal como la describió uno de sus principales ejecutores y diseñador a la vez, pasa por fortalecer la autonomía energética y quebrar la dependencia financiera, como ejes de acumulación en el espacio económico internacional. Los próximos pasos.
Por Raúl Dellatorre
“Tuvo que pasar el huracán neoliberal por esta parte del continente para que los pueblos de Sudamérica entendieran que tenían irremediablemente atados sus destinos.” La frase no es atribuible a ninguno de los oradores que hizo uso de la palabra en esta cumbre, pero podría adjudicársela cualquiera de ellos. En definitiva, desde no hace mucho más que un puñado de meses, el discurso económico que se escucha en cada evento que junta a más de tres presidentes de la región viene evidenciando un eje constante: el cuestionamiento a las políticas de la década pasada y la necesidad de desembarazarse de las mismas para poder pensar en vivir en sociedades un poco más justas. Con matices, con mayor o menor verborragia, explicitando o no a los responsables, pero siempre dejando advertir un hilo conductor que, con el correr del tiempo, se fue haciendo más grueso y perceptible.
El cambio de rumbo que pone de manifiesto la serie de acuerdos y compromisos suscriptos al cierre de la trigésima reunión del Consejo del Mercado Común del Mercosur es apenas el iceberg de una estrategia que, al menos, está en la cabeza de un reducido núcleo de funcionarios en los que los presidentes han delegado la responsabilidad de su elaboración y ejecución. Un integrante de esta “mesa chica” del Mercosur, que mantiene intercambios de datos y de lecturas de la realidad semana a semana con sus pares de los países socios, describió a Página/12 los ejes principales de esta estrategia y los instrumentos que la están poniendo en marcha.
“Hay dos núcleos principales en esta nueva política para el Mercosur, que son el proyecto financiero y el proyecto energético”, apuntó. En la concepción de los líderes de la región, estos son los dos campos en los que Sudamérica puede aspirar a recuperar cierta autonomía y disputar espacios económicos desde un lugar distinto al que le tocó en los ’90.
Proyecto financiero
Después de sufrir la sangría de los altos intereses de la deuda externa durante décadas, los países de la región asumen que no pueden seguir siendo tributarios de los capitales especulativos de las naciones dominantes mientras se abre la brecha social fronteras adentro. “El objetivo es lograr un esquema de financiamiento que nos autonomice de los centros financieros mundiales. Hasta hoy, no tenemos posibilidad de acceder al crédito externo sin pasar por Nueva York, someterse a sus reglas, sus leyes, sus condiciones”, describió la alta fuente. “La idea del bono del sur que lanzamos con Venezuela es una alternativa a todo eso, un primer intento por empezar a captar capitales internacionales con emisiones locales”, explica, adelantando que “la primera emisión se va a hacer antes de fin de año”.
El objetivo de lograr la autonomía de los centros financieros mundiales no se va a conseguir en esta primera etapa, admiten los responsables del plan. “Pero va a ser una forma de testear los mercados, sobre todo la conducta de los bancos locales.” El desafío a estas instituciones es qué harán frente a un título de deuda regido por leyes de cada país, sin tutoría de los organismos internacionales. “Todavía serán emitidos en dólares, más adelante serán en moneda local”, asegura.
Proyecto energético
Entre los mentores de la integración energética de la región hay un indisimulable entusiasmo. El ambicioso proyecto del Gran Gasoducto Sudamericano, que en principio no sólo los opositores a los respectivos gobiernos veían como un emprendimiento “faraónico”, fue ganando espacio tanto por su viabilidad como por la adhesión que concita. “Seguimos avanzando muy rápido; que se hayan sumado Bolivia, Paraguay y Uruguay es un paso importantísimo”, se entusiasma el ejecutor y estratega que conversa con Página/12. Poner el gas de Venezuela y de Bolivia a disposición de los restantes países del sexteto (Mercosur más el país delAltiplano) es definido como “una secuencia necesaria para alcanzar la autonomía energética”.
El paso simultáneo que se está verificando es la asociación para emprendimientos conjuntos entre empresas nacionales. “Para Argentina, la participación de Enarsa en una explotación petrolera en Venezuela es de suma trascendencia; más que por lo que gane en experiencia, lo es porque suma activos que le dan presencia en el sector petrolero”, puntualiza. El contrato de Enarsa con Ancap de Uruguay y Pdvsa, para explotar un área en la Faja del Orinoco con una potencialidad equivalente al 50 por ciento de la producción argentina actual de crudo, se suma al compromiso de participación en la construcción de una planta separadora de gases en Bolivia, junto a la YPFB local, en la que también intervendrá Pdvsa.
Lo que se avanza a través de estas distintas formas de vínculo, ¿puede quedar mellado por las diferencias o recelos entre líderes, como Chávez y Lula? “No existe ningún recelo, no sé de dónde sale eso. Un dato que estamos tomando muy en cuenta, justamente, es cómo está mejorando la relación de Brasil con el resto de países, no sólo con Argentina. Con Bolivia ya están conversando y avanzando en las negociaciones por la venta del gas. Y con Venezuela están muy comprometidos en acuerdos de complementación para toda la región norte de Brasil”, responde, con total seguridad, la alta fuente.
Pasaje a Singapur
Uno de los planteos que la ministra de Economía argentina, Felisa Miceli, llevó al encuentro de ministros y presidentes de bancos centrales en Córdoba fue el de trazar una estrategia común con vistas a la próxima asamblea del Fondo Monetario Internacional, a realizarse en septiembre en Singapur. La muy alta fuente a la que tuvo acceso este diario describió el contenido de esa propuesta. “Tienen que ver con el temario de la asamblea, en el que me parece que en todos los puntos el Mercosur tiene algo para decir. La discusión de la modificación o no de las cuotas de cada país tiene que ver con la participación que tiene después cada uno en la fijación de criterios de intervención del Fondo; también nos parece que hay que profundizar una discusión sobre el rol de supervisión que ha tenido el Fondo sobre los países que recibieron créditos, o sobre las políticas recomendadas. Hay otra cuestión abierta, que es de qué forma va a afrontar el Fondo su propio financiamiento ahora que perdió ingresos por la cancelación anticipada de las deudas de Brasil y Argentina”, volcó sobre la mesa el interlocutor.
¿Puede haber acuerdo entre los socios del Mercosur sobre cuestiones que ponen en tela de juicio la propia existencia del Fondo? “Entre Venezuela y Argentina se ha estrechado mucho la relación y el punto de vista en temas financieros. Entre Felisa y Mantega (Guido, ministro de Hacienda de Brasil) hay un trato constante, se consultan por teléfono permanentemente. Hay canales muy fluidos de diálogo. Seguramente va a haber una reunión de ministros del Mercosur antes de Singapur. Vamos a ver hasta dónde se llega”, resumió la fuente.
Después del rechazo del ALCA en Mar del Plata (noviembre de 2005), los acuerdos estratégicos que empezaron a trazarse en Brasilia (marzo de este año), la incorporación de Venezuela en Caracas (4 de julio último) y esta Cumbre de Córdoba, el Mercosur mostró que está en marcha y avanza con un destino más ambicioso. Singapur puede ser la próxima estación, o si se quiere, la primera oportunidad en la que este novel equipo pueda mostrar sus condiciones en un torneo de Ligas Mayores.
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