Jesús es un chico especial. Tiene un talento impresionante y, aparte, es muy buena gente. Recuerdo que cuando lo conocí quedé sorprendido por su capacidad para aguantar la pelota pese a ser muy flaco. Pero sobre todo, porque poseía un cambio de ritmo interesante y una muy buena pegada desde afuera del área. Si bien en Banfield lo utilizábamos como volante bien abierto por izquierda, es cierto que en su época de inferiores siempre se desempeñó como enganche o enlace. Por ese motivo Boca tendrá la chance de contar con un jugador que puede adaptarse a ambos puestos sin problemas. Incluso, durante esta pretemporada, antes de su venta, lo estuve probando como volante por derecha y también cumplió. Por haber tenido la posibilidad de dirigirlo durante bastante tiempo, no tengo dudas de que se adaptará muy bien a Boca, y todo lo que representa, y que tampoco le pesará el hecho de ponerse una camiseta con tanta historia. Tiene una personalidad fuerte aunque desde afuera pareciera que mucho no habla. La verdad es que me duele un poco su partida, ya que es un chico al que tuve la suerte de ver desde sus inicios, pero igual entiendo que su ida será beneficiosa para él y para el club. Cuando me preguntan si Jesús es un jugador diferente, yo respondo sin dudas que sí. Para mí es un pichón de crack, como siempre digo. Incluso, si me apuran, creo que si el pase se hubiera concretado hace dos años, por ejemplo, podría hasta haber integrado el plantel que jugó en Alemania. No tengo dudas de que Jesús es un jugador seleccionable. Y si ratifica todo lo bueno que hizo hasta ahora en Boca, será un jugador de Selección.

* Director técnico de Banfield.