En tanto ayer se registraba otra jornada de suba en los precios de la hacienda en el mercado de Liniers, empresarios del sector exportador volvieron a la carga con la iniciativa de autorregular las ventas al exterior, tal como habían propuesto a principios de año para evitar la posterior veda parcial a las exportaciones. El indicador principal del mercado concentrador de animales en pie, el índice novillo, cerró la jornada con un valor de 2,564 pesos por kilo, casi un centavo y medio por encima de la cotización de cierre del lunes, 5,9 por ciento por encima del precio de referencia del viernes. Con respecto a la última jornada de octubre, los precios reflejan una recuperación superior al 15 por ciento.

Directivos de los frigoríficos exportadores adelantaron la intención de presentar a la ministra de Economía, “con el ánimo de colaborar”, la propuesta de autorregular la demanda de hacienda para exportación como forma de impedir que la excesiva presión sobre la oferta impulse una nueva suba de precios. La reapertura parcial del mercado externo le ha permitido a la industria alcanzar valores de exportación superiores a los del año pasado, debido al aumento en los valores, que más que compensó los menores volúmenes embarcados. Los exportadores no quieren perder el negocio y se aferran a cualquier idea que evite un nuevo cierre de los puertos para sus ventas.

En cuanto al mercado interno, el vicepresidente de la Asociación de Propietarios Carniceros de la Capital Federal, Alberto Williams, consideró que “el Gobierno debería tomar medidas” que impidan que los aumentos de la hacienda se trasladen a los mostradores. En declaraciones a “Estamos en Eso”, por Radio Nacional, aseguró sin embargo que ya algunos abastecedores “están entregando la carne con subas del 10 al 15 por ciento”, aunque el aumento todavía no se generalizó.

A su criterio, el precio de la carne “no tendría que subir, porque lo que subió en el mercado es el valor del novillo tipo exportación”. Por ello, estimó que “el Gobierno debería ajustar algo para que esto no suceda”, es decir, que matarifes y abastecedores trasladen el aumento de la hacienda al precio de la carne en la venta al comercio minorista.