Miércoles, 15 de noviembre de 2006 | Hoy
EL PAíS › ENTREVISTA A LUIS D’ELIA, LUEGO DE SU RENUNCIA
Por Martín Piqué
“Espero que tocar la campanita en Wall Street no salga tan caro.” Luis D’Elía no pierde la capacidad de metáfora, mucho menos la picardía, en ninguna circunstancia. Hace media hora que acaba de leer ante las cámaras el texto de su renuncia. Ahora está sentado frente a Página/12 en una oficina del precario edificio de la Subsecretaría de Tierras y Hábitat Social, dos pisos en Corrientes y Talcahuano. No se lo nota deprimido. Está sentado detrás de un escritorio, atento a las preguntas. Es como si buscara el momento adecuado para sorprender con uno de sus estiletes verbales. Y la ocasión llega cuando se lo consulta por un supuesto giro en la política exterior del Gobierno. “Estamos arriba de un camión que va a 120 kilómetros por hora y no podemos pegar volantazos en medio de la ruta. Pero si el camión gira hacia Wall Street, los demócratas y Hillary Clinton por ahí nosotros ya no estemos más”, advierte.
La metáfora del camión es una referencia al rumbo del Gobierno. D’Elía dice que se sigue sintiendo parte del kirchnerismo. “Ratifico mi compromiso con el proyecto que encabeza Néstor Kirchner en el marco de una nueva oportunidad histórica para el continente latinoamericano, encarnada en los gobiernos de Lula, Chávez, Fidel, Evo y Tabaré”, dijo en la conferencia de prensa. En la entrevista vuelve sobre el tema. Elogia mucho al Presidente pero cuestiona a “personajes menores, contradictorios” que están en altos cargos del Gobierno. Aunque no los nombra.
–Usted dice que el dictamen del fiscal Nisman se basa en documentación aportada exclusivamente por la CIA y el Mossad. ¿En qué se basa para hacer esa afirmación?
–Lo dijo el propio Nisman en conferencia de prensa y fue corroborado ayer por el encargado de Negocios de la República Islámica de Irán, el doctor Mohsen Baharvand, quien efectivamente nos dijo que no hay un solo renglón de investigación argentina. Todo lo que hay es CIA y Mossad, lo que contamina de política internacional el expediente.
–¿El Gobierno fue presionado para acusar a Irán por el atentado a la AMIA?
–No me consta. Pero hay un dato que me sorprende. ¿Cómo la esposa de Nisman, la doctora Sandra Arroyo Salgado, en tres meses, pasó de ser una oscura defensora de menores en la Capital Federal a ser titular del Juzgado Federal Nº1 de San Isidro? O sea, pasó de ser defensora en un lugar oscuro de la Capital a jueza federal.
–Compañeros suyos comentaban que desde la gira del Presidente por EE.UU. notan un giro en la política exterior, un alejamiento de Chávez.
–Espero que tocar la campanita en Wall Street no salga tan caro. Estamos arriba de un camión que va a 120 kilómetros por hora y no podemos pegar volantazos. Pero si el camión gira hacia Wall Street, los demócratas y Hillary Clinton por ahí ya no estemos más nosotros.
–¿Estados Unidos e Israel presionaron para que fuera expulsado?
–En La Nación salió publicado hace dos meses. Tengo el texto, si quiere se lo paso. Lo dice con toda claridad y además amenaza, que si no me echaban la CIA y el Mossad no iban a colaborar más con el gobierno argentino en materia de antiterrorismo.
–¿Piensa que el Gobierno se está derechizando?
–No, sería un torpe político de mi parte hacer semejante afirmación.
–En la conferencia de prensa hubo quienes decían de que está empezando un éxodo de las organizaciones sociales hacia afuera del Gobierno.
–No sé, no sé. Creo que el tiempo es el único testigo de la verdad (mira a una mujer y se ríe). Eso lo decía un señor de barba.
–¿Quién?
–Marx (risas).
–Son pocos los funcionarios que se han ido de este gobierno. ¿Cómo le cayó que le hayan pedido la renuncia?
–Si no estuviera un poco triste y dolorido sería un hipócrita y un mentiroso. Y nunca me gustó ser un hipócrita y un mentiroso.
–¿Kirchner lo defraudó?
–No, es el mejor presidente que hemos tenido en los últimos cincuenta años. Yo creo que el sentido de la historia de los pueblos es propositivo, por eso quiero que lo que venga después de Kirchner sea mejor que Kirchner. Es una pretensión natural de los pueblos.
En medio del vértigo, D’Elía tiene una preocupación. Dice que él no hizo ninguna apología del atentado a la AMIA y se queja de la forma en que lo trataron los medios. Vuelve a leer un párrafo de la carta que le entregó al encargado de negocios de Irán. “Esclarecer y sancionar a los culpables por el atentado a la AMIA es una responsabilidad soberana de los argentinos y no debemos permitir que la política guerrera de Bush y el gobierno de Israel determinen los pasos a seguir”, dice allí.
–Aunque usted se definió como “el Chilavert de la política”, fue vocero del Gobierno en muchos temas. Ahora es despedido, ¿se siente usado?
–Lo que hice, lo hice por convicción. Cuando adherí y cuando me opuse. Yo planteé que no había que aliarse con Duhalde, que había que echar a Lavagna, que había que terminar con los intendentes del conurbano que hace años que están agarrados a los sillones. Y ahora obré con total libertad.
–¿Usted cree que desde el Gobierno hubo una campaña para satanizarlo?
–Alguno me ha tirado con Canal 9 y Radio 10 todo el tiempo encima. Eso fue desde adentro del Gobierno.
–¿Hace poco estuvo con el embajador de Venezuela, Roger Capella?
–Almorcé el sábado. Fui con mis compañeros de la conducción de la FTV.
–¿Cómo está la relación Kirchner-Chávez?
–Creo que sigue siendo buena, Chávez ha tenido un comportamiento extraordinario con la Argentina. Si nos hemos sacado el FMI de encima es por Chávez, si hemos reabierto el Astillero Río Santiago es por Chávez. Quiero creer que vamos a honrar esos vínculos.
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