Desde Rosario

El mismo fueloil que hace pocas semanas algunas industrias pagaban 85 centavos el litro, hoy, si tienen la fortuna de conseguirlo, deben oblarlo 1,60 peso, casi el doble. Algo similar ocurre con las que apelan al GLP como eventual sustituto del gas escaso. Días atrás, la planta santafesina de General Motors detuvo la fabricación de dos mil autos por falta de carburante. Son algunas de las penurias que acusan los ejecutivos de IDEA (Instituto para el Desarrollo Empresario Argentino) como consecuencia de la crisis energética, excluida del temario público de la reunión de ayer, pero ineludible en las charlas de pasillo como de la agenda para el encuentro anual de noviembre en Mar del Plata. El otro módulo de debate que IDEA prepara para entonces será el de la corrupción, a decir de los empresarios, un problema que “está socavando las bases del sistema capitalista”.

Quickfood tiene que superar varias restricciones. Por un lado, recibe la presión de la Secretaría de Comercio para abastecer en tiempo y forma las góndolas, so pena de ser castigada. Por el otro, sufre en sus plantas la interrupción en los suministros de gas y electricidad que la obligan a buscar fuel, cada vez más caro pero igualmente difícil de conseguir. Finalmente, se altera el proceso de fabricación de las hamburguesas y otros alimentos, comprometidos por la interrupción de la cadena de frío. Peor aún: cuanto más aumenta la producción y más combustible requiere, mayores son las multas que aplica la Secretaría de Energía por esa mayor demanda. Una disyuntiva que se replica en casi todos los rubros industriales.

Su gerente, Osvaldo Vigil, coincide con el resto de sus colegas en que el problema es la falta de inversión en el rubro energético, que no permite aumentar la oferta en la medida que lo hace la explosiva demanda. “Mientras sigamos creciendo así, es imposible que el sistema se pueda adaptar”, sentencia el titular de la Federación de Industriales de Santa Fe, Guillermo Moretti, quien recuerda que el sistema viene eludiendo el colapso gracias a los 900 megawatts de la electricidad que importa desde países limítrofes.

En este panorama, el plan de Energía Plus que el gobierno diseñó el año pasado es igualmente estéril. Ese plan obliga a las industrias que demanden más energía que en 2005 a producir ellas mismas ese adicional o a conseguirlo en el mercado al precio que puedan. “Sólo grandes como Techint pueden autogenerar, como hace el grupo en su planta siderúrgica de San Nicolás”, advierte Moretti, dueño de GM, firma de químicos y plásticos. Y en el mercado no hay a quien comprarle ni pagando lo que fuere.

La coyuntura es crítica y la solución a mediano plazo es invertir más, según coinciden las voces empresarias. Pero la sintonía no es tal a la hora de identificar por qué se llegó a este cuadro de insuficiencia en la oferta. Desde el más cómodo rol de consultor y agente de Bolsa, Jaime Abutt se despachó ayer con un discurso muy similar al de cualquier empresa del rubro, notoriamente ausentes de este cónclave empresario. “Si se estimula la demanda con precios artificialmente bajos y no la oferta con tarifas que estimulen la inversión, la crisis es inevitable”, señaló el gurú rosarino.

Los que tienen responsabilidades ejecutivas frente a las empresas opinan con más recato. “No era previsible el problema: el extraordinario crecimiento de los últimos cinco años provocó un desborde”, concede Guillermo Murchison, a tono con lo que sugirió ayer Néstor Kirchner. “Las inversiones en ese segmento tardan en madurar: aunque les hubieran mejorado las tarifas hace cuatro años, no sé si hoy no estaríamos igualmente en problemas”, especula Gustavo Ripoll, gerente general de Microsoft.

La energía es uno de los cuatro ejes de debate que IDEA identificó para analizar los problemas de competitividad en la Argentina. Otro módulo de discusión es cómo mejorar la transparencia en las instituciones o, dicho de modo más coloquial, cómo disminuir la corrupción. Para eso están planeando invitar para el coloquio marplatense a especialistas del exterior, que podrían sugerir cómo emprolijar la situación.