ECONOMíA
Puja por el trigo argentino entre Brasil y la industria molinera
La reapertura de exportaciones podría calmar una batalla que ya se prenunciaba, con la amenaza de Brasil de desgravar el trigo de otro origen. Los precios de los molinos harineros, también en la polémica.
Por Sebastián Premici
Al día siguiente de que la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca reabriese los registros para las exportaciones de trigo y maíz, la Cámara de Comercio Exterior de Brasil difundió la intención de su gobierno de permitir el ingreso de un millón de toneladas de granos con un arancel cero. Según fuentes de Agricultura y la Cancillería argentina consultadas por Página/12, hasta ayer no existió una confirmación oficial de parte del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, que estaría obligado a hacerla, ya que existe una resolución del Mercosur por la cual los granos que se comercializan entre países miembro están gravados con un diez por ciento de arancel. “No creo que sea una decisión que se tome finalmente. Me parece que son trascendidos que apuntaban a presionar al Gobierno argentino para que abra sus exportaciones, algo que finalmente ocurrió”, afirmó a este diario Alberto España, presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera.
Argentina produce anualmente un promedio de 15 millones de toneladas de trigo: siete millones van para Brasil, seis son para consumo interno y el remanente de dos millones se exporta hacia otros países. En este contexto, Mario Llambías, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas, afirmó a Página/12 que, efectivamente, “a Brasil le falta trigo, por eso tiene que salir a comprarlo a otro lado; si Argentina se lo vende, es innecesario que abra sus importaciones con arancel cero”.
Desde Cancillería afirmaron que una decisión de estas características no se toma de un día para el otro. Si Brasil quisiese importar trigo desde otros países, los únicos oferentes posibles en este momento serían los países del Hemisferio Norte, que por una cuestión estacional no podrían entregar el trigo en estas fechas. “El oferente natural de Brasil es Argentina”, indicaron desde el Ministerio de Relaciones Exteriores.
En tanto, la medida de la Secretaría de Agricultura permite exportar dos millones de toneladas de trigo. Según Alfredo Rodes, director ejecutivo de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa, la apertura tendrá un efecto beneficioso sobre el Mercosur y permitirá, a nivel local, que las diferencias entre los productores y los molineros no sean tan profundas. “La no apertura llevó a que los productores reciban 190 pesos menos por tonelada. Así, los molineros se aseguraron materias primas más baratas que luego terminarían exportando a precios internacionales. Con esta apertura, la situación interna se equilibra”, graficó Rodes.
Por su parte, el presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera opinó que la nueva apertura de las exportaciones no tendrá ninguna incidencia en el mercado interno, sobre todo por el sistema de compensaciones que aplica el Gobierno a través de la Oficina Nacional de Control Comercial. La entidad difundió que el pago de compensaciones al sector agroalimentario asciende a los 148 millones de pesos, de los cuales 823.000 corresponden a 48 productores de trigo. Por este mismo sistema de subsidios que compensa el precio de referencia “sugerido” por el Gobierno, en torno de los 370 pesos por tonelada, con el precio que se paga en el exterior (600 pesos), es poco probable que se den aumentos en el precio del pan, como sugirieron algunas versiones difundidas ayer. Así coincidieron todos los consultados por Página/12. “La incidencia del trigo en el pan es del 15 por ciento; si a esto se le suman los subsidios, el pan no tendría por qué subir de precio. El que dice que sí subirá, desconoce cuál es el contexto de la industria molinera o es malintencionado”, graficó Llambías.
Así como ocurre con la ganadería, los consultados por este medio coinciden en que la cadena de valor de la agricultura debería aumentar su producción, tanto para evitar problemas de desabastecimiento interno como para alcanzar el stock suficiente para abastecer a Brasil y al resto de los países a los cuales se exporta.